La periodista fallecía a los 69 años tras no superar un cáncer de pulmón
La colaboradora de Sálvame recibió un último adiós multitudinario al que acudieron amigos y compañeros de programa y de profesión, que arroparon a su familia en ese difícil momento.
Mila Ximénez fallecía en su domicilio madrileño el pasado 23 de junio a los 69 años víctima del cáncer de pulmón que padecía, y lo hacía rodeada de su familia, su hija, Alba (37), y sus tres hermanos, Manolo, Encarna y Concha. Cumplía así su deseo de marcharse acompañada de los suyos y dejaba en todos los que la conocieron un vacío enorme. Toda su familia estuvo inmensamente arropada por las decenas de amigos y compañeros que se acercaron al tanatorio de la M-30 para despedirse de ella. «Ni te imaginas el amor que dejas», le escribía su amigo Jorge Javier Vázquez (50), señalando que había dejado a todos revueltos de dolor. Y no solo a quienes estaban a su lado, sino también a muchos espectadores y seguidores, que despidieron sus restos mortales camino del cementerio con un sonoro y sentido aplauso. La periodista había dejado todo preparado para ese día y, gal y como pidió, el padre Ángel (84) oficio una misa en su honor y su cuerpo fue incinerado en el cementerio de la Almudena. Su última voluntad fue que su hija se llevara sus cenizas a Ámsterdam, donde vive con su marido y sus dos hijos, para descansar para siempre al lado de la persona que más quería y de sus nietos, a los que adoraba. Detrás de si deja una despedida colmada de cariño, amor y dolor: por su ausencia, inigualable y que no se veía desde hace tiempo en el mundo del corazón y de la televisión, que se quedan huérfanos sin ella.
LLENO DE LUZ
Su familia agradecía las muestras de cariño y «el respeto» recibido por los medios de comunicación y su hija, Alba, reconocía que se había sentido «muy acompañada» en este trance y compartía el orgullo que siente por su madre. «Era única, no habrá otra igual […], la recuerdo con una sonrisa», declaraba, destacando uno de sus rasgos característicos. Generosa como nadie, cuando supo que el final era irreversible quiso despedirse de muchas de las personas a las que quiso y una de ellas fue Jorge Javier Vázquez, que lo compartió en el programa que era su casa, Sálvame. Casualmente, la tarde de su fallecimiento no iba a emitirse el programa porque jugaba España en la Eurocopa, pero todos sus compañeros quisieron despedirla en su plató en una edición especial que comenzaba así: «Hoy es un día triste para todos, el más triste de la historia de Sálvame Hemos perdido a Mila». Pese al desgarro y al dolor que presentador y colaboradores sentían, quisieron recordar sus mejores momentos con una sonrisa, aunque a muchos se les mezclaban con las lágrimas. Después, todos acudieron al tanatorio para darle su último adiós y arropar a su familia, una cita a la que Jorge Javier no pudo asistir, ya que por la noche presentaba Supervivientes, y tampoco Kiko Matamoros (64), convaleciente tras una operación estética. Ambos, como muchos otros compañeros, amigos y personas anónimas, quisieron recordarla en sus redes sociales, que se llenaron de imágenes y palabras de amor hacia Mila. Elogios que no han cesado tras su muerte y que componen el retrato de una mujer con mucho carácter, pero también vulnerable y a la que no le costaba pedir perder. El presentador de Sálvame y gran amigo suyo desvelaba que su adiós fue «lleno de luz» y en su último encuentro la vio «serena», algo que le tranquilizó porque le preocupaba verla con miedo. Quizá por eso fue el que más fortaleza mostró e intentó que la sonrisa no se borrara de su rostro. Algo que no pudieron hacer compañeros como Belén Esteban (47), Kiko Hernández (44) o Maria Patiño (49), que rompieron a llorar mientras la recordaban.
«NOS VA A CUIDAR»
«A mí se me ha ido una amiga como pocas he tenido. Voy a tirar para adelante, pero me va a costar muchísimo», aseguraba Hernández, que compartía el mensaje que Alba le dio de parte de su madre: «Que desde el cielo nos va a cuidar, que estará muy pendiente de todos y nos haré señales para que sepamos que está ahí. Lo único que le dije era que las señales no sean por las noches porque nos cagamos vivos», decía intentando poner una pizca de humor al momento. Maria Patiño, por su parte, ensalzaba la capacidad de su amiga de ayudarla a levantarse «a nivel personal», asegurando que la había «cuidado siempre» y explicando que cuando Mila acudía al hospital presumía de que siempre iba acompañada. «Ella tomó conciencia de lo mucho que la quería la gente y para ella eso ha sido fundamental. Ha llevado la enfermedad con mucha serenidad y fortaleza, ha alucinado con el cariño que ha sentido», confesó. Belén Esteban, por su parte, aseguró que la iban a echar mucho de menos y que la «adoraba», al igual que Lydia Lozano (60), quien, pese a sus enfrentamientos en plató, se quedaba con todos los «te quiero» que se habían dicho. Gema López (50) también destacaba la gran capacidad que tenía de pedir perdón.
DESGARRO Y DOLOR
En el tanatorio todos ellos se encontraron con otros compañeros, como Paz Padilla (51), Carlota Corredera (46) o David Valdeperas (47). Especialmente afectada estaba Terelu Campos (55), quien, muy emocionada, se echaba a llorar ante las preguntas de la prensa y le dedicaba a su amiga una frase cargada de amor: «Jamás te recuerdo porque nunca te olvido». Ella fue uno de los grandes apoyos de Mila durante su enfermedad y en una bonita carta que le ha escrito asegura tener el «alma rota». «Me siento culpable por forzarla a seguir peleando. Mila detestaba que la gente pudiera sentir pena por ella y yo solo he sentido orgullo, de su lucha y de no rendirse a pesar de estar exhausta», escribía. Su madre, Maria Teresa Campos (80), compartía su enorme tristeza y la de toda su familia por su pérdida. Ana Rosa Quintana (69), Eugenia Martínez de Irujo (52), Raquel Bollo (45) y Antonio David Flores (45), entre muchos otros, también quisieron darle un último adiós. Mila ya no esta, pero su despedida muestra cuánto amor se ha llevado, dejando un pedacito de sí misma en el corazón de todos los que la quisieron.
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