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Lydia Lozano atraviesa uno de sus peores momentos

La periodista ha sido operada de una vértebra rota tras sufrir unos dolores muy intensos. Una intervención que le daba mucho miedo y que se suma a otras dos lesiones que ha sufrido en los (últimos meses.

«Llevo una racha… no paro de llorar», se lamenta Lydia Lozano

No corren buenos tiempos para Lydia Lozano (61), que el pasado 22 de septiembre tuvo que ser operada de urgencia de la espalda, en concreto de la vértebra 8, que se le había fracturado pegándose a la vértebra anterior por la osteoporosis que padece y que le causa un dolor insoportable. La intervención salió según lo esperado y ha sido todo un éxito, lo que no quita que ahora tenga por delante una molesta recuperación que tendrá que tomarse «muy en serio», tal y como contó en ‘Sálvame’, caminando mucho y llevando un «chaleco superincómodo», aunque, siempre vitalista, espera que no sea demasiado dura».

Esta es la segunda vez que la periodista entra en un quirófano en menos de un año y medio, tiempo en el que ha sufrido varios percances de salud relacionados con los huesos. Esto ha provocado que esté en un momento anímico muy bajo y que no pudiera evitar echarse a llorar cuando entro en directo para explicar su ausencia en ‘Sálvame’.

Lo cierto es que extrañó mucho que Lydía, una de las colaboradoras más queridas y veteranas del programa vespertino, no estuviera presente en la vuelta al trabajo de Jorge Javier Vázquez (52), pero todo se debía a una razón de peso.

«Me tienen que operar, llevo una racha… No paro de llorar desde que me lo dijeron ayer. No pude ir ayer a trabajar, me vine a urgencias, he estado todo el fin de semana en la cama. Llevo la del cuello, la mano rota y estoy hecha una mierda», le contó al reportero antes de derrumbarse y echarse a llorar sin consuelo.

No en vano, la periodista acudió a urgencias tras sufrir unos dolores muy fuertes por los que tuvo que permanecer en la cama todo el fin de semana, pero no esperaba el diagnóstico que recibió y menos aún tener que volver a pasar por quirófano, algo que, aunque no es desconocido para ella, le produce pavor.

«Tengo mogollón de miedo. A mí que me dopen, no quiero saber nada», aseguraba.

Al día siguiente era Jorge quien la llamaba para animarla y se encontraba con una Lydía deshecha y llorosa.

«Estoy de los nervios, he estado vomitando toda la noche y fatal. No me puedo mover», le decía al de Badalona, insistiendo en que ni siquiera quería saber en qué consistía la operación.

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SU TALÓN DE AQUILES

Este nuevo percance de salud volverá a mantenerla alejada de su trabajo, que es lo que más le gusta en el mundo, y no sabe cuando podrá incorporarse de nuevo. Todo dependerá de su recuperación, pero intentará estar el mínimo tiempo posible de baja. Sin lugar a dudas, la periodista es una de las más trabajadoras del programa, en pocas ocasiones ha faltado a su puesto, ha remado siempre a favor de obra y ha aceptado prácticamente todo lo que le han propuesto desde ‘Sálvame’ por muy alocado que sea.

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En febrero de 2021 fue operada de las cervicales en una intervención muy complicada y delicada porque las vértebras estaban aplastando la médula. Algo que Lydía empezó a notar al perder sensibilidad en las manos.

«Tengo las manos dormidas. Al principio piensas que es por una mala postura, pero al coger un libro para leer yo notaba que no sentía el libro», explico en ese momento.

Tras ser dada de alta en el hospital, solo tardo nueve días en volver a su puesto de trabajo utilizando una silla de oficina para mantener la espalda recta y protegida, cubriendo con un estiloso pañuelo la incisión que tenía en la parte delantera del cuello.

«Yo, en cuanto pueda, vuelvo; ya me conozco… Para estar sentada en mi casa, pues prefiero estar ahí», explicaba sincera antes de su intervención.

La periodista siempre ha explicado que la espalda es su «punto débil» desde que se lesionó en un trágico accidente de tráfico en 1986, en el que falleció el que era entonces su novio. Pero no fue en la espalda, sino en la mano, donde tuvo su última lesión tras un accidente doméstico en su casa al desequilibrarse poniéndose una bota. Un incidente en el que se rompió el radio y que, aunque por fortuna, no tuvo que operarse, la obligó a estar cuarenta días en rehabilitación.

«Estoy fatal. Yo, que soy tan independiente, voy a ser dependiente ahora y me pone muy nerviosa», decía llorando de impotencia.

Es comprensible que tantos percances tan seguidos hayan minado el ánimo de la periodista, alimentando de paso la maldición que se comenta que ha caído sobre ‘Sálvame’, donde se suceden sin cesar los accidentes entre los colaboradores. Tanto es así que Belén Esteban (48), que aún se está recuperando de su fractura de tobillo, dijo con mucho humor al enterarse de lo de Lydía:

«Nos vamos a tener que cambiar el nombre a ‘Hospital Central’».

Hay que recordar que tanto ella como Chelo García-Cortés (70) se lesionaron en el plato del programa, algo que tampoco es nuevo para la Lozano, que en 2019 se cayó emulando una prueba de ‘GH VIP’ y sufrió una contusión en la parrilla costal. Cinco años antes, en otra prueba, se hizo daño en la espalda y el coxis. De ahí su cara de susto cada vez que a sus jefes se les ocurre hacer alguna prueba física en el plato.

El peor momento de Lydia Lozano - Lydia Lozano atraviesa uno de sus peores momentos

SU MAYOR APOYO

Ahora, solo queda esperar a que se recupere y lo hará con la ayuda, el apoyo y el cariño de su marido, Charly, con el que lleva muchos años de feliz matrimonio. Él es uno de los pilares de su vida, siempre en un discreto segundo plano, pero cuidándola y protegiéndola. «Vive conmigo y es muy difícil. No duermo, no paro, soy muy intensa… Si le pasara algo a Charly, me muero. Eso lo he pensado.

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No me planteo qué haría. No sé, no tengo ni idea», afirmaba hace tiempo en su programa en una de las pocas ocasiones en las que ha hablado del arquitecto. El otro pilar de su vida es su madre, que tiene 92 años y está delicada de Salud. Lozano siempre se ha volcado con ella y más aún desde la muerte de su hermano Jorge, que falleció el año pasado víctima del covid-19.

Es habitual verla paseando con ella del brazo y acompañándola al médico. «ME VAN A ECHAR» La ausencia de Lydía en ‘Sálvame’ coincide con una época de cambios en el programa tras la crisis de audiencia que arrastra, que no han parecido ser del agrado de Lydía, quien aseguro en un evento al que acudió que tenía que «adaptarse». «Yo voy un poco ahora como de visita», comentó confirmando que ahora acude menos días que antes y llegó a asegurar que se sentía «como cuando vas a una cena y no sabes quién hay ni donde te sientas en la mesa».

Además, confeso que ahora el programa le parecía más serio. «¡Me van a echar!», bromeo, dejando claro que echaba de menos la antigua espontaneidad que tanto caracterizaba al formato, ya que ahora había qué pedir mucho la mano» a los presentadores para hablar. “Está todo mucho más marcado. Estoy muy encorsetada», admitió. Unas palabras que no tardaron en ser respondidas por una de sus presentadoras, Terelu (57), que defendió su trabajo y el de sus compañeras preguntándole si se aburría con ellas.

Un rifirrafe más de todos los que ha protagonizado Lydía, que sigue siendo una de las colaboradoras más queridas y divertidas y con un público fiel que espera su pronta recuperación.

AUSENCIA EN UN MOMENTO DELICADO EN “SÁLVAME”

No es un secreto que Lydía Lozano es una de las colaboradoras más importantes de ‘Sálvame’ que en los últimos meses ha incorporado nuevos rostros y ha cambiado su dinámica con el propósito de reconquistar a su audiencia. Unos cambios con los que la periodista no se ha sentido del todo cómoda, tal y como ha manifestado, que requieren que los colaboradores estén más pendientes de los presentadores.

Lo que no han cambiado son los enfrentamientos que sigue teniendo con alguno de sus compañeros, como Rafa Mora, y que en muchas ocasiones acaban con las lágrimas de la periodista, que se caracteriza por su carácter pasional y visceral.

La colaboradora no pudo evitar las lágrimas al explicar en directo en su programa que tenía que volver a quirófano porque sufría una rotura de vértebra.

«Tengo mucho miedo», aseguró.


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