El diestro se ha mostrado muy duro con la tonadillera, que le ha hecho sufrir durante décadas al no cumplir la voluntad de su padre. «A las personas malas es normal que les pasen cosas malas y esta persona no es buena», sentencia.
Siempre educado y comedido, pero con un rotundo dolor interior, hace tiempo que Francisco Rivera (48) decidió dejar a un lado, al menos de forma pública, su guerra con Isabel Pantoja (65). Sin embargo, no pudo evitar que sus verdaderos sentimientos afloraran al verla de nuevo sentada en el banquillo de los acusados. «No me alegro del mal que le pase a nadie, pero tampoco me pongo triste.
A las personas malas es normal que le pasen cosas malas y esta persona no es buena. Lo vengo diciendo hace mucho tiempo y todo lo que le pase se lo merece», dijo en el plató de ’Espejo público’ con absoluta sinceridad, el diestro, que lleva más de tres décadas sufriendo que, después de perder a su padre, aún no se haya cumplido su voluntad porque la cantante no ha querido que así fuera.
De ahí que no le conmueva ver a la tonadillera destrozada respondiendo de nuevo ante el juez. Una imagen que no es nueva porque recuerda a la primera vez en la que Isabel tuvo que enfrentarse a la Justicia hace nueve años y perdió. Eso la llevó a cumplir una pena de dos años de prisión y a entrar en la cárcel, algo que podría volver a suceder.
Por eso no es de extrañar que la artista llegara a la Ciudad de la Justicia de Málaga de negro riguroso por el luto que lleva desde la muerte de su madre, ocultando su mirada tras unas grandes gafas de sol y cubriendo parte de su rostro con una mascarilla, también negra. Un color que resume a la perfección el momento que está Viviendo.
Del brazo de su hermano Agustín (57) y escoltada por siete agentes de la Guardia Civil, Isabel entró casi en volandas a la sede judicial en un momento caótico por el medio centenar de periodistas y fotógrafos que se habían congregado para cubrir su comparecencia.
Como en una pesadilla que se repite, Pantoja se sentó en el banquillo visiblemente afectada, intentando mantener el tipo y con los ojos vidriosos, negando con la cabeza en un gesto que parecía de incredulidad ante lo que estaba viviendo.
En esta ocasión se la acusa de ser cooperadora necesaria de un delito de insolvencia punible al ser administradora única de la empresa Panriver, que realizo una operación supuestamente irregular relacionada con su casa de Marbella y por la que la Fiscalía le pide tres años de cárcel.
Un supuesto delito que se habría cometido cuando ella estaba en prisión. Y es que en realidad fue su hermano Agustín, al que firmo un poder notarial para que actuara en su nombre, quien se ocupó en esas fechas de todos sus asuntos. «Lo que mi hermano haya hecho lo ha hecho bien. Confío plenamente en él.
Moriría por mí y no me haría ningún daño», aseveró la tonadillera ante el juez, mostrando una fe ciega en él. Entre lágrimas y muy afectada, aseguró que ella no lleva nada «de los papeles», que desconoce los procedimientos y que solo intentaba salvar su patrimonio. Unos argumentos que, si no convencen al juez, podrían hacer que reviva su infierno y tenga que volver a pisar la cárcel, una experiencia que le aterra.
Por eso intentó días antes del juicio llegar a un acuerdo extrajudicial que no fue aceptado por la otra parte. Hay que tener en cuenta que su ingreso en prisión solo sucedería si se la condena a más de dos años y no paga la multa e indemnizaciones que le impusieran, ya que ha cancelado los antecedentes penales al haber transcurrido más de tres años desde que cumplió su pena.
«NO ME DA NINGUNA PENA»
Pase lo que pase, Isabel atraviesa uno de los momentos más duros de su vida y en el que cuenta con muy pocos apoyos, tal y como reconoció en sede judicial, donde dijo que su hermano era «la única persona» que tenía a su lado. Algo que no le extraña a Francisco Rivera, que calificó así a la cantante: «Soberbia y avariciosa, la defino así, muy sencillo y muy fácil. Ha utilizado a todo el mundo; a familia, fans, ligues de todo tipo…
Debe dinero a no sé cuanta gente y por ‘su soberbia no les piensa pagar. No me da ninguna pena», asevero convencido. Y es que a él y a su hermano Cayetano (45) les debe algo que no se puede pagar con dinero: los enseres que su padre les dejó al morir y que aún no han recibido. Un legado afectivo que Isabel siempre dijo que le habían robado hasta que Kiko hace dos años confeso que seguían allí, reconociendo que lo había visto y que su madre le había mentido toda su vida al respecto.
Ese fue el comienzo de la ruptura total entre el DJ y la tonadillera, y en ese momento Kiko contó con el total apoyo de su hermano Francisco, que incluso entro por teléfono en un programa de television para mostrarle su cariño. «No hay nada más triste para un padre o una madre que tus hijos hablen las cosas que sus hijos han llegado a hablar públicamente de ella. Si un hijo mío hiciese eso, diría muy poco de mí y me moriría de la pena y de la tristeza, porque un hijo mío se sienta estafado, engañado, menospreciado, utilizado…», ha reconocido ahora el diestro.
«UN CORAZÓN MUY NEGRO»
Precisamente, hasta que Kiko rompió con su madre, Francisco se había mostrado muy cauto en sus declaraciones por no hacer daño a su hermano. El mismo amor fraternal que ha demostrado, con Cayetano, al renunciar a reclamar judicialmente lo que es suyo, ya que esto significaría denunciar a todos los herederos, es decir, también a Kiko y a toda la familia Rivera.
Ahora, el delito ha prescrito y no podrán recuperar los enseres de su padre a no ser que Isabel se apiade de ellos, algo que no parece que vaya a suceder. Pero lo que más duele al primogénito de Paquírri es que ese legado no se haya cuidado. El mismo relato que le contaron que las cosas se las estaban comiendo «las ratas» y que estaban «podridas».
Y recientemente recordó las palabras de la cantante en boca del mayoral de la finca: «Antes de que cojan las cosas los niños, lo quemo». Una actitud incomprensible para el torero: «Para eso hay que ser muy mala gente y hay que tener un corazón muy negro. Si al menos estuvieran cuidadas…
Un día, mi hermano lo heredará. Él lo tiene cristalino. Ese día mi hermano nos dirá: ‘Oye, venid‘. Pero a lo mejor está en un estado que no se puede guardar. A la espera de ese momento, Francisco también señaló que guardo silencio durante décadas esperando que la Pantoja recapacitara y le diera al menos «una espada, una montera o un vestido de torear» para lucirlo con orgullo en las plazas de toros. Una esperanza que ha perdido y que le lleva a decir lo que piensa sin tapujos.
«NO QUIERE A NADIE»
Por eso no dudó en recordar con duros reproches como fue su infancia con Pantoja: «Delante de mi padre era de una forma y detrás… de otra, una madrastra de cuento. Cuando mi padre se iba, las cosas cambiaban. No nos pegó ni nada, pero nos hacía sentir extraños en nuestra propia casa. No nos trataba con ningún cariño.
Esa mujer no quiere a nadie. A su madre y a sí misma, no hay hueco para nadie más». Este es el duro recuerdo de un niño que se quedó huérfano de padre con solo 10 años y con un hermano pequeño, Kiko, de 7 meses, con el que no tuvo relación durante años porque así lo decidió la artista.
En un gesto que le honra, Francisco le invitó a su boda con Eugenia Martínez de Irujo y en ella se conocieron. El DJ siempre ha contado que en el enlace su hermano Cayetano se le presentó y él no sabía quién era. Por fortuna, los tres comenzaron una bonita relación que se ha estrechado después de que Kiko rompiera con su madre.
Una unión que permanece pese a los diferentes caracteres que tienen el primogénito y el hijo pequeño de Paquírri, que, tras ver a Isabel ante el juez, ha asegurado que espera que no le suceda nada malo. Y lo ha hecho en un mensaje en el que muchos también han visto un reproche a Francisco: «La mejor defensa no es atacar y alegrarse del mal ajeno… Eso deberían aprenderlo algunos». Algo que solo sabe el DJ, que también es consciente de que sus hermanos siempre han querido y querrán lo mejor para él.
ISA PANOJA POR FIN CONSIGUE VER A SU MADRE
Tras llevar meses suplicando un gesto por parte de su madre para hablar con ella o poder ir a verla, Chabelita (26) acudió a Cantora invitada por Isabel Pantoja después de sentarse en el banquillo. Un ofrecimiento que, como no podía ser de otra manera, Isa acepto de inmediato, poniendo rumbo a la finca de su madre.
Tras pasar unas horas en su interior, la joven salió muy abatida, y es que hacía mucho tiempo que no hablaba con la tonadillera porque, como aseguró ella misma, por ‘prescripción médica’ no tiene teléfono.
Pero, en lugar de criticarla por esta situación, en ese tiempo de distanciamiento, Chabelita ha sido su gran defensora y siempre ha justificado su actitud alegando que no está bien y sufre una depresión. Sus palabras en ‘El programa de Ana Rosa, donde no pudo contener el llanto tras ver a su madre destrozada ante el juez, parece que tocaron el corazón de Isabel:
«No puedo hacer nada por una persona que no quiere, ella quiere estar con mi tío Agustín. Sé que tiene ayuda profesional y eso me deja más tranquila. Yo solo puedo darle cariño si ella me lo permite […]. Me hubiera gustado acompañarla». Ahora, quienes quieren a Chabelita únicamente esperan que este reencuentro no sea algo excepcional y que el contacto siga manteniéndose.
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