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¿En qué consiste el sobrepeso emocional?

Nuestra mente y nuestro corazón también influyen a la hora de alimentarnos de una manera saludable y de adelgazar. Y a veces son los que nos juegan malas pasadas. Te contamos por qué.

Tal y como aseguran la psicóloga clínica Anna Sibel y la ingeniera química y técnica en nutrición y planificación dietética Bea Campos en su libro ‘El sobrepeso emocional’, «nuestras emociones, pensamientos y creencias tienen un impacto directo sobre cómo asimilamos, digerimos y quemamos las calorías».

Y es que, como todo en la vida y en los asuntos de salud, los diferentes aspectos de nuestro ser y de nuestro cuerpo estén íntimamente relacionados y dependen los unos de los otros. Y, en el caso de la alimentación y de las dietas de adelgazamiento, la mente y el corazón tienen mucho que ver.

Por ejemplo, quien más, quien menos, ha recurrido en alguna ocasión a la comida para sentirse mejor en un momento de ansiedad. O, al revés, cuando se encontraba mal anímicamente, se le ha cerrado el estómago.

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Por eso, nuestras creencias y emociones son con frecuencia las principales responsables de que no consigamos adelgazar.

Los pensamientos limitantes son esas ideas del tipo «debo ponerme a dieta para perder peso» o «no soy capaz de mantenerme en forma» que nos generan un gran estrés, el cual activa hormonas como la insulina o el cortisol que contribuyen a almacenar la grasa y logran el efecto contrario de lo que queremos conseguir.

Por lo tanto, lo primero que hay que hacer es acabar


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