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Carlota Corredera: “Es injusto, he pagado un precio muy alto”

La gallega reconoce lo complicado que ha sido su último año tras «dar la cara» en la docuserie de Rocío Carrasco: «Me han pasado las cosas más terroríficas de mi vida».

La mayoría de las batallas acaban pasando factura de una u otra manera, aunque sean justas y se crea firmemente en ellas. Lo sabe bien, Carlota Corredera (47), cuya vida profesional ha cambiado por completo desde que hace un año fuera la moderadora de los debates de Rocío: ‘contar la verdad para seguir viva’ y se convirtiera en la mayor y más vehemente defensora de Rocío Carrasco (45).

Tal y como ha reconocido la gallega en el pódcast ‘Estirando el chicle’, el impacto de su implicación con la causa de la hija de ‘la más grande’ ha tenido consecuencias bastante negativas para ella: «Las cosas más terroríficas de mi vida como presentadora y periodista me han pasado a raíz de dar la cara en la docuserie por las mujeres, por Rocío y por las víctimas de la violencia de género».

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Tanto es así que la gallega dejó ‘Sálvame’ a finales de marzo «para centrarse en otros proyectos», pero, por el momento, dedica su tiempo a su familia, a la empresa que tiene con su marido, el cámara Carlos de la Maza, y a disfrutar, sin vistas a regresar pronto a la pequeña pantalla.

«El precio que he pagado es un precio muy alto», admite con sinceridad. A pesar de ello, Carlota asegura sin dudarlo que «lo volvería a hacer».

«ES UNA LOCURA»

Por otro lado, la comunicadora está convencida de que las críticas recibidas tras la docuserie solo fueron el culmen de otros comentarios negativos que ya recibía desde el mismo instante en el que comenzó a ser uno de los rostros visibles de ‘Sálvame’, programa que, por cierto, no ha Vuelto a ver desde que lo abandono.

«Ser presentadora es una locura. Tienes que tener la cabeza, ya no fría y amueblada, sino que tienes que ser, no sé exactamente de qué pasta para soportar que todo lo que hagas esté mal… Sí salgo presentando, mal. Sí, me vuelvo detrás de las cámaras, mal. Sí adelgazo, mal. Sí engordo, mal. Si escribo un libro, mal», se ha lamentado dolida.


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