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Los pies negros y el traje blanco: Esther, la “Arya Stark” de ‘Fama a bailar’, gana el concurso

Para su segunda edición, después de un regreso esperado y triunfal en la primera, Fama a bailar mudó su plató a una vieja fábrica abandonada a las afueras de Alcalá de Henares. Así, un lugar sin uso se convirtió en un lugar lleno de vida, revitalizado.

Eso es precisamente lo que Fama hizo con el baile: llevarlo de nuevo a la vida, o cuando menos, a la vida pública. Lo sacó de los ámbitos profesionales y lo popularizó, llevándolo a los salones de los espectadores. O a sus habitaciones y a sus PC. O a sus móviles, tablet…

Fama celebró anoche su gran final, con Aritz, Valeria, Esther y Fonsi jugándose los 30.000 euros en formación del premio. Porque este es un reality, pero es un reality de gente con un talento y un amor  por el baile desmesurados.

Movistar+ y Zeppelin hacen con Fama un combo perfecto para un programa que emite una gala diaria, un despliegue televisivo a la altura de pocos equipos. Han sido 150o horas de ensayo, casi 80 galas, 65 bailarines… sólo en una edición.

Es otro de los méritos de Fama y de sus concursantes cuando bailan: hacen que las cosas parezcan fáciles. Eso es el virtuosismo. Y sus bailarines son virtuosos del ritmo, del movimiento y de la plástica.

“La danza sigue interesando, que interesan y que estas apuestas en televisión son muy necesarias“, decía Iker Carrera, director de la escuela de Fama, a modo de resumen.

“La final de Fama a Bailar empieza ahora”, decía la presentadora, Paula Vázquez al comienzo de una gala de unas muy bien medidas dos horas. 20minutos.es asistió en directo a la final, en el plató. Aquí las cosas están poco acotadas. El público rodea la zona de baile sin apenas centímetros de distancia. Son en su mayoría gente joven, entregada, con atuendos modernos, como de llevar Instagram a la vida real.

Por más veces que se vea no deja de admirar ver a una profesional como Paula Vázquez repasar un guión con absoluta concentración mientras la peinan, echan laca o maquillan. Y tampoco es menos admirable comprobar que es igualmente simpática delante y detrás de las cámaras.

“Para esto os habéis estado preparando cuatro meses”, les decía a los finalistas Paula Vázquez. Mientras ella charla con los concursantes, a sólo unos metros y a un cambio de tiro de cámara está Famous, ganador de OT, ya preparado para cantar. Y otra vez, Paula Vázquez, que baila al son de Famous, recibe instrucciones de realización y se prepara para entrar de nuevo en el directo, todo a la vez.

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Pero vamos al concurso. La primera en bailar, 109 días después de entrar en Fama, fue Valeria. “Cada vez nos enamoras más”, le dice el jurado y no es para menos. Su coreografía no tiene resquicios. Aritz es el siguiente. “Ya no eres una persona que baila, eres un bailarín”, le dice Paula Vázquez. Aritz se lleva exclamaciones y aplausos porque mezcla estilos en su coreografía y la remata con acrobacias propias de Gimnasia Rítmica. Raymond, uno de los profesores, sentencia: “nos has enseñado algo diferente”.

“Esther es la Arya Stark de Fama”, dice la presentadora para presentar a la siguiente bailarina. Esther hace honor a su mote y baila enérgica, poderosa y cambiante. Iker Carrera la alaba: “Todo te lo tomas muy en serio, sé que vas a llegar muy lejos”.

Fonsi cierra el ciclo. Otro de los bailarines que ha pasado aquí cerca de cuatro meses, bailando a diario. Jugándosela a diario, como con su última coregrafía, una metáfora de la liberación. Es su quinto “solo” se la semana. “Gracias por presentarte al casting, ha sido una alegría tenerte aquí”, le dice Carrera.

Después, algunos de los exconcursantes bailan en grupo, al acabar, se abrazan con los finalistas. Ya no hay programa, ni directo, sólo emoción. “¿Alquien que me atienda, por favor?“, pide divertida Paula Vázquez deseosa de hacer alguna pregunta entre los “achuchones”.

Actuaciones, coreografías y momentos emotivos después, llega el nombre: ESTHER. El público en el plató enloquece. A tenor de las reacciones, es la favorita. Sus compañeros la mantean entre una lluvia de confeti dorado. Sí, es la Arya Stark, la guerrera, la superviviente. La ganadora.

Tras el programa, Esther atiende a los medios: “Ahora mismo no me creo esto que está pasado. Yo ni siquiera me iba a presentar. Wondy [de la pasada edición] es de las personas que me impulsaron a presentarme y hoy le he dicho, ‘menos mal que te he hecho caso’”.

“Esta experiencia me ha cambiado mucho”, reflexiona. “Ahora tengo otros objetivos y muchas más ganas. Aquí se busca danza de calidad y eso se agradece porque en España no está muy valorada la danza”, reivindica.

“He vivido descalza en una fábrica… es de película”, dice mostrando sus pies, oscurecidos por haber bailado sin calzado y endurecidos por haber bailado cada día, durante más de cien días seguidos.

Le preguntamos por qué vendrá ahora: “Yo estoy super perdida, la verad, normalmente los artistas nos preguntan ¿qué queréis hacer? y nunca sé qué contestar. Este programa me ha cambiado mucho. Yo tenía mucho trabajo como profesora en mi ciudad, con las cosas super hechas y ahora de repente ese no es mi objetivo. No sé si ahora quiero quedarme en mi ciudad. Nunca he salido fuera de España, no he podido porque me independicé muy joven. Ahora me apetece toda la aventura que se pueda conocer por el mundo”, dice ilusionada.

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Pero antes… “Lo primero que voy a hacer es tomarme una birra… aquí no podemos y llevo pensando en eso cuatro meses (ríe)”.

La han apodado “la Arya Stark de Fama” y es fan de la serie Juego de Tronos, según confiesa: “Tengo muchas, muchas ganas de verlo… llegaban los profesores y me decían que habían visto los capítulos y yo me arañaba la cara”, confiesa.

Fernando Jerez, director de #0, de Movistar, reflexiona también sobre el programa: “Fama es uno de nuestros orgullos, cuando regresamos a Fama en 2018 descubrimos que la marca estaba bien viva y junto a Zeppelin le dimos una nueva vida”.

“Nos produce mucha satisfacción de esta segunda edición que nos marcamos muchos objetivos, como sacar Fama a la calle y hemos hecho cosas muy bonitas, como llevar a Telefónica y que la gente fuera a las tiendas de forma espontánea a ver las performances”, dice convencido, antes de destacar que “nunca he visto un programa técnicamente tan prodigioso, nunca se ha visto un programa así. Hacer un programa en directo, con actuaciones musicales, hasta 120, con 550 coreografías… es algo inédito, nunca se había hecho. Si no le dan todos los premios que haya en este país…”.

Paula Vázque interviene también tras la final: “He sido testigo de cómo Fama sigue siendo un trampolín de talento. Una se siente parte de la familia, porque los bailarines se convierten en compañeros y cómplices. Dos ediciones y dos mujeres ganadoras”, destaca finalmente.

Álvaro Díaz, director de la productora, Zeppelin, también hace una valoración final, asegurando que “Fama es ilusión, desde el primer día del casting. En este programa el programa se nota, el prodigio de salir todos los días en directo y con toda la calidad”.

Iker Carrera cierra el círculo, hablando de Esther: “Su triunfo se resume en la actitud, en que es una luchadora… y en el majismo”. Como Arya Stark, suponemos.

20 minutos


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