La hija de Isabel Preysler ha dado un paso más en su relación con su novio gracias a unas vacaciones maravillosas» que han servido para que el empresario conozca oficialmente a gran parte de su familia política.
Tamara Falco (40) ha disfrutado de unos días de vacaciones que no olvidará en mucho tiempo. La hija de Isabel Preysler (71) ,ha visitado con su novio, Íñigo Onieva (32), la tierra de su madre: Filipinas. Un regreso a sus raíces en el que, además de conocer los lugares más turísticos, ha aprovechado para pasar tiempo con la familia materna que Vive allí.
«Quizá del sitio que más se queja la gente cuando viaja a Filipinas es Manila, pero yo allí tengo mucha familia; tías y primos que me abren las puertas de sus hogares y nos recibieron con los brazos abiertos», explica en sus redes. Con la emoción a Flor de piel, no ha ocultado que se trata de personas de las que «da pena despedirse porque no sabes cuando volverás a ver, pero que te hacen dar gracias por tener una familia unida en la distancia, porque nuestras raíces son fuertes como las sonrisas filipinas».
RELAX Y AVENTURAS
Sin duda, unas «vacaciones maravillosas», según las define ella misma, en las que la chef también ha aprovechado para pasar unos días de relax y aventuras en Bopol y Amanpulo, una «isla de paz» con aguas cristalinas, y ha querido remarcar la amabilidad de la gente que trabaja allí «Una demostración de dedicación y paciencia y buena actitud ante la vida. Como dice mi madre, el verdadero lujo asiático».
Pero si de algo se siente satisfecha la marquesa de Griñón es de haber podido hacer este viaje con su pareja, a quien ha querido presentar de forma oficial a los Preysler. Un gesto lleno de significado teniendo en cuenta que acaba de recibir el ramo de la boda de su primo Álvaro Falco. «Me voy feliz de haber podido compartir mi cultura con Íñigo, el mejor compañero de viaje que puedo tener… ojalá sea el primero de muchos», ha revelado, dejando caer que la boda, tras «un noviazgo superfeliz», puede ser algo cada vez más posible.
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