Además de dejar obsequios a algunos de sus compañeros, su mayor herencia ha sido su forma de entender la amistad. «Soy incapaz de recordarla sin una sonrisa», reconoce Jorge Javier.
Quienes mejor la conocieron aseguran que Mila Ximénez era una mujer muy especial y detallista, y así lo ha demostrado hasta después de su muerte. Consciente ya de que se acercaba su final, la colaboradora dejó todo organizado y repartió muchos de sus bienes entre sus seres queridos como una forma de mostrarles su cariño y de que siempre puedan tenerla cerca a través de esos objetos, que, al margen del valor económico que puedan o no tener, se han convertido en su mayor legado. Esa era su última voluntad y sus hermanos, que han sido sus fieles escuderos en todo momento, se han encargado de cumplirla. Ya durante la mudanza del piso donde vivía Mila se vio que dos objetos llevaban el nombre de Kiko Hernández (44) y Belén Esteban (47) y ahora, un mes después de darle su último adiós, han llegado a sus maños. De hecho, los colaboradores recibieron estos preciados bienes durante una pausa de Sálvame y al volver de publicidad todavía se apreciaba la emoción en sus rostros. «Nos acaban de traer unos detalles que nos ha dejado Mila Ximénez a Belén y a mí. A mí me ha dejado un cuadro y lo voy a colgar al lado de mi cama», contaba el madrileño con la voz temblorosa y, mirando a cámara, lanzaba este cariñoso mensaje a su amiga, allá donde esté: «Ya te tengo conmigo otra vez».
EMPIEZA EL DUELO
Belén, por su parte, no pudo reprimir las lágrimas al acordarse de la que ha sido una de sus más íntimas en los últimos años y mostró orgullosa el pañuelo que Mila quiso que ella tuviera y que todavía conserva su aroma. Sin duda, un momento muy emotivo que ambos colaboradores compartieron con Jorge Javier Vázquez (50), que ya contó en su momento que la última vez que fue a ver a Mila pidió llevarse un abrigo azul de ella como recuerdo. Aunque, tal y como él mismo aseguró, ninguno de ellos necesita objetos para tenerla todo el tiempo presente: «Es que nos seguimos acordando de ella, lo raro sería que no. Yo sueño muchas veces con ella y hay veces que me viene su voz a la memoria, su risa…». Eso sí, el presentador también reconoció que sabe que la peor parte del duelo esta por llegar: «Creo que todavía no soy del todo consciente de lo que ha sucedido. Lo seré en verano, cuando pare, porque solía irme unos días de vacaciones con ella cada año y será entonces cuando tome más consciencia de que ya no está». Una opinión compartida por Kiko Hernández, que para paliar el dolor que siente desde que Mila se fue ha hecho varias escapadas con sus hijas por distintos puntos de España en busca de paz y sosiego. Pero, aun así, tanto él como Jorge prefieren centrarse en todo lo bonito que vivieron al lado de su compañera y recordarla en positivo. «No quiero regodearme en cosas feas. He vivido con Mila sus últimos 15 años, que han sido maravillosos y ella ha sido muy feliz. Soy incapaz de recordarla sin una sonrisa… Hemos vivido muchas cosas juntos y eso no me lo va a quitar nadie», asegura el presentador.
UN GRAN NEXO TODAVÍA
Muchas de esas vivencias compartidas las recogió la propia periodista en sus memorias, que ahora van a ser reeditadas. Y es que Mila dedicó toda su vida a una profesión que amaba profundamente, dejando tras de sí un importante legado periodístico cargado de controvertidos pasajes. A la colaboradora no le iban las medías tintas y era igual de pasional en su trabajo que en su vida privada. De hecho, ese carácter le trajo algunos problemas hasta con sus más íntimos, como Terelu Campos (55), aunque ambas demostraron que su amistad era más fuerte que cualquier desavenencia. «Cuando Mila te abrazaba, lo hacía de verdad, y era diferente. Por eso, el perdón iba implícito en su persona», recordaba la hermana de Carmen Borrego (54). Una gran enseñanza que ahora le ha servido para acercar posturas con Maria Patiño (49), con la que llevaba un tiempo enfrentada. «Pienso que es Mila la que nos está acercando realmente desde arriba», afirma Terelu.
ALBA, HEREDERA DE UNA BATALLA LEGAL
Aunque Mila trató de dejar todos sus asuntos resueltos, hay uno que no le dio tiempo a solucionar: el enfrentamiento judicial con la mujer de Manolo Santana (83). Claudia Rodríguez demandó a la colaboradora por los duros comentarios que vertió sobre ella y, como el procedimiento sigue abierto a pesar de la muerte de Ximénez, será su hija Alba quien, como heredera, tenga que responder ante una posible condena.
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