Quienes han vivido de cerca sus relaciones con Pedráz y Carlos Falcó aseguran que se excede con el alcohol pese a tomar medicación y que padece ataques de ira. Miente por psicopatía.
Cada vez son más las voces que afirman que Esther Doña (44) no es la mujer cándida de rostro angelical y dulce que aparenta. Algunos de los íntimos amigos de Carlos Falcó y el juez Santiago Pedraz (64), con los que la modelo ha tenido sus dos últimas relaciones serias, revelan otra cara completamente distinta de ella, sacando a la luz presuntos episodios un tanto oscuros y comprometidos que no dejan en buen lugar a la viuda del Marqués de Griñón.
Según la revista ‘Lecturas’, fuentes de su entorno aseguran que padece virulentos «ataques de ira, especialmente en comidas y fiestas», momentos en los que todo el mundo está más desinhibido. Además, algunos testimonios confiesan que el amor que Doña muestra en público por su perrita, Chloe, es una pantomima, ya que habría comentado a sus íntimos que quiere deshacerse de la mascota porque implica demasiada responsabilidad para ella.
«SALIÓ CORRIENDO»
Lo cierto es que la reputación de Esther Doña ha caído por los suelos estas últimas semanas. Testimonios como el de Carmen Lomana (74), íntima amiga de Falco y conocedora de algunos de los entresijos de la relación de la modelo con el juez Pedraz, como ella misma ha confirmado, ha puesto en entredicho la credibilidad de la ahora colaboradora. Miente mucho y miente mal, y es por psicopatía.
La ves con esa cara de Santita y esta mujer no tiene límites, ha advertido la empresaria, refiriéndose a la polémica ruptura de la pareja. Y es que parece que no fue a través de un mensaje al móvil, tal y como ella ha asegurado en multitud de ocasiones, sino en una fiesta privada en Ibiza, Entrada la noche y después de algunas copas le grita ‘Yo soy la marquesa viuda de Griñón y tú, un simple funcionario… Te aprovechas de que soy famosa para darte a conocer’.
Santiago no le daba la vida que ella quería. Una vida de lujos, ha relatado un testigo de aquella discusión. Algo que ha confirmado la propia Lomana: «Salió corriendo porque ya se veía como el pobre Carlos Falco». La leonesa se refería con esta alusión al truculento episodio en el que la Policía tuvo que intervenir en una fuerte discusión entre la modelo y su esposo en el hotel Eurobuilding en febrero de 2019.
Ella aseguró entonces que el Marqués la había agredido y él acabó pasando la noche en el calabozo. «Tiene unos brotes que se pone como una fiera. Se insulta, se autolesiona y decía ‘mira lo’ que me hace Carlos Falco», sentencia Carmen. Un retrato que coincide al 100% con el que hace otra de las amigas cercanas del Marqués de Griñón, Marina Castaño (65), quien, tras muchos años apartada de los medios, no ha querido permanecer callada más tiempo respecto a este tema:
«Es bipolar, toma antidepresivos, pero los mezcla con alcohol. Por eso tiene esos arrebatos tan escandalosos que tuvo con Carlos en mi presencia tantísimas veces. Cuando ocurrió lo del hotel, él me dijo: ‘Tengo que darle otra oportunidad. Está medicada y comete el error de tomar gin tonic’».
UNA MALA RELACIÓN
A todos estos testimonios se suman también las filtraciones del entorno de los hijos de Carlos Falcó. Aunque jamás han revelado en público su opinión sobre la que fue esposa de su padre, parece que si lo han hecho en privado y, excepto los dos más pequeños, ninguno de ellos, incluida Tamara, aprobó esa relación por algunas informaciones que aseguran que llegaron a sus oídos. Hoy por hoy, pese a que se muestran muy prudentes al respecto, no quieren saber nada de ella, mucho menos después de la dura afirmación de Doña, quien confeso haber sufrido más por la ruptura con Pedráz que por la muerte de su marido.
Periodista y comentarista en esto del ‘salseo’ y el mundo del corazón.
Paseando disfrazada de gata curiosa entres famosos y famosetes.
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