La tensión se ha mantenido durante toda la noche.
Miradas. Risas.
Palabras de amor.
Mucho cariño y alguna insinuación.
Y al final, en la zona de armarios han dado rienda suelta a su deseo.
Contenido.
Pero es que ya no podían aguantar mas.
Adara y Gianmarco buscan sábanas limpias.
-¿Ésta está sucia?
-¿Ésta?
-¿Y lo otro, el edredón?
-¿Edredón?
-Lo otro, con lo que te cubres, ¿no se llama edredón?
Se ríen. Gianmarco ya no puede mas y se avalanza sobre Adara.
Gianmarco suple besos en la boca por besos en la sien. Muchos.
Intenta ocultar “su anaconda” entre las piernas de Adara, tumbada en el sofa.
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