Ya conocíamos a Albert Álvarez por ser ‘tronista’ del programa ‘Mujeres, hombres y viceversa‘, (un programa de citas donde, en teoría, se va a buscar el amor y donde se termina en broncas, reproches e infidelidades).
Albert practica el salto de pértiga, deporte en el que ha sido siete veces Campeón de España.
También es modelo y quiromasajista.
En estas semanas de concurso, Albert nos ha descubiertos muchas facetas de el que desconociamos.
Y es que ha demostrado ser como un niño caprichoso, deseoso siempre del reconocimiento de sus papás.
Un niño egoísta que se queda con el mejor pez que pesca, y que repite hasta la saciedad que el pesca mucho (es lo único que hace).
Insolidario con sus compañeros y mentiroso compulsivo (aun sigue contando su historia de la lucha con el tiburón como si hubiese sido cierta) ha tenido broncas con todos sus compañeros. Incluso con su amigo-hermano Omar, al que no le importa tachar de tramposo a cada oportunidad que tiene.
Albert es niñato supercompetitivo con muy mal perder. (No llega a los límites de Mónica Hoyos, pero casi)
Si. Tal vez haya alguien que piense que eso es ser un buen superviviente.
Es fácil confundir los valores de la supervivencia.
Un buen superviviente vive en el grupo. Es el mejor compañero porque sabe que solo creando un buen ambiente y cooperando con los demás se puede sobrevivir.
Un buen superviviente es lo más alejado a lo que hemos visto de Albert Álvarez.
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