Dicen que la vida real siempre le da una patada a la ficción. Otra vez nos toca ser espectadores de un show que hemos visto mil veces en la pantalla grande: el novio que planta a la novia en el altar, y viceversa. Siempre creíamos que eso solo pasaba en las pelis, pero ¡sorpresa!, llegó el sábado 2 de diciembre y el torero Juan Ortega decidió hacer su propia versión del clásico “no me caso”.
El torero Juan Ortega decide hacer mutis a media hora de su boda
Todo estaba listo para que Juan Ortega y su churri sellaran su amor en una ceremonia que llevaba tiempo cocinándose. Los invitados empezaban a llenar la iglesia de Santiago, en Jerez de la Frontera. Pero ¡ay, caray!, nadie vio venir que el novio sería el que haría saltar el chisme al experimentar dudas existenciales. La novia, una cardióloga con futuro de princesa, ya estaba enfundada en su vestidazo de novia. Pero, oh sorpresa, a una hora de caminar hacia el “sí, quiero”, el torero le suelta que el matrimonio no va con él. Una movida que dejó a todos más chafados que una pata de burro en un baile.
Según cuentan en el ‘ABC de Sevilla’, la familia de la novia está en modo ‘modo no entiendo ná’. Y pa’ rematar, el diestro le suelta a la novia que tiene “dudas”. ¡Ahí lo llevas! Con eso, la ceremonia fue directa al traste. Según el ‘Diario de Jerez’, entre los 500 invitados había más personalidades que en una feria de vanidades: José Luis Vázquez, Pepe Luis Vargas, Chuelo hijo, Morante de la Puebla y Roca Rey, por mencionar algunos. Hasta Curro Romero, que hace dos décadas también dejó colgada a su amada Carmen Tello, estaba en el lío. Claro, después volvieron a enrollarse y hasta se pusieron los anillos. Después de cancelar la boda, Juan Ortega se largó a Sevilla, a la casita que compartía con la que hoy iba a ser su señora. Según Ana María Aldón en ‘Fiesta’, después de charlar con los cuates del torero, está “hecho añicos”.
Quién es Juan Ortega, el novio fuga’o
El célebre matador Juan Ortega se hizo hombre en abril del 2006 en Pozoblanco, con Enrique Ponce de padrino y José María Manzanares de testigo. Nacido en Sevilla, la pasión por los toros le vino de familia. En vez de cornadas, se metió de cabeza en la ingeniería en Córdoba. Hace dos semanas, el torero acabó en la enfermería tras un encontronazo con un toro en Ecuador, presentando “contusiones que te dejan la cara más plana que una arepa, y rompiendo dos dientes por el camino”. ¡Vaya fiesta la suya!
Periodista y comentarista en esto del ‘salseo’ y el mundo del corazón.
Paseando disfrazada de gata curiosa entres famosos y famosetes.
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