Con gran crudeza, el mejor gimnasta español de la historia habla por primera vez de la espiral de adicciones y la depresión con las que convivió durante años. «Sabía que eso me podía matar e iba de cabeza», admite ahora.
Gervasío Deferr (41) logro convertirse en uno de los mejores gimnastas de todos los tiempos tras ganar dos oros olímpicos, en Sídney en 2000 y en Atenas en 2004. Sin embargo, su prometedora carrera se vio truncada por una espiral de adicciones y depresión que le llevó de la gloria deportiva al abismo.
«A mí se me va la olla y me creo Dios», ha confesado a Jordi Evole (47), revelando que una operación de un hombro propició su particular bajada a los infiernos. «Es cuando empiezo a fumar porros con mis hermanos y demás…», desveló.
Todo empeoró cuando en el Mundial de 2002 dio positivo en cannabis, algo que dejó su imagen «manchadísima». El varapalo le hizo seguir refugiándose en el alcohol, que mezclaba con «cocaína, ‘speed’, pastillas…». Un peligroso cóctel que le obligó a pedir ayuda al Comité Olímpico Español:
«Necesito que me dejéis entrenar y limpiarme». No fue así y, de hecho, la medalla de Atenas la consiguió tras una borrachera. «No me acuerdo ni de como llegué», admite ahora.
AUTODESTRUCTIVO
Pero fue tras su retirada cuando comenzó la pesadilla. “Era autodestructivo, no tenía objetivos… Un día, me di cuenta de que llevaba seis años bebiendo todos los días…», recuerda admitiendo que le daba «igual» morir:
«Sabía que me podía matar e iba de cabeza». Sin restar ni un ápice de dureza a su relato, también recordó los duros momentos en los que se despertaba con restos de sangre sin saber qué había pasado, que participó en ‘Splash! ` Famosos al agua’ «intoxicado» o que no pudo ir al hospital a ver a su madre tras sufrir un infarto porque iba «ciego».
«Si llega a morir, yo no estoy aquí», sentenció. »
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