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El sábado 14 de septiembre de 2024, la pareja soberana de Mónaco, el Príncipe Alberto II y la Princesa Charlène, realizaron una importante visita a la isla de Saint-Honorat, situada en la bahía de Cannes. El motivo central de esta visita fue la asistencia a la ceremonia de bendición de dos campanas que serán destinadas a la capilla de la Sainte-Croix, ubicada en la histórica torre-monasterio de la abadía. Este sitio, considerado un monumento histórico, está en la etapa final de un exhaustivo proceso de restauración que concluirá el próximo verano, cuando se abrirá al público. Un lugar emblemático en la historia monástica de Francia La isla de Saint-Honorat, hogar de la Abadía de Lérins, es conocida por su profunda tradición monástica que se remonta a siglos atrás. Este enclave sagrado ha sido testigo de importantes momentos en la historia religiosa de Francia y sigue siendo un centro activo de la vida cisterciense. A lo largo de los años, ha atraído a peregrinos y turistas por igual, fascinados por su belleza natural y la espiritualidad que impregna cada rincón de la isla. La torre-monasterio, cuya restauración está a punto de completarse, es uno de los edificios más simbólicos de la isla. Originalmente construida como un refugio para los monjes en tiempos de ataque, se erige como un recordatorio de la resiliencia de la comunidad monástica que ha habitado Saint-Honorat a lo largo de los siglos. Declarada monumento histórico, esta torre-monasterio ha sido objeto de cuidadosas labores de restauración, las cuales devolverán su antiguo esplendor y permitirán su apertura al público en el verano de 2025. Recepción y recorrido por la torre-monasterio El Príncipe Alberto II y la Princesa Charlène fueron recibidos con gran respeto y solemnidad por el padre abad Vladimir Gaudrat, líder espiritual de la abadía. Tras su llegada, la pareja recorrió la torre-monasterio, observando los últimos detalles de la restauración y apreciando el trabajo realizado para preservar este invaluable tesoro arquitectónico. Esta visita no solo destacó el interés de la pareja principesca en la historia y el patrimonio cultural de la región, sino también su apoyo continuo a iniciativas de conservación que buscan preservar estos lugares emblemáticos para las futuras generaciones. La abadía ha desempeñado un papel crucial en la historia de la familia Grimaldi, particularmente a través de la figura de Augustin Grimaldi, quien fue abad de Lérins, obispo de Grasse y regente de Mónaco. Su legado sigue vivo, y la restauración de la torre-monasterio representa una oportunidad única para reconectar con esa rica herencia histórica que une a la familia principesca con la abadía. Ceremonia de bendición de las campanas El punto culminante de la jornada fue la bendición de las dos campanas, un acontecimiento cargado de simbolismo y espiritualidad. La ceremonia se llevó a cabo frente a la iglesia de la abadía, donde el Príncipe Alberto y la Princesa Charlène participaron activamente. Como padrinos de la gran campana, llamada Marie Agustin, la pareja asumió un rol fundamental en este acto. La elección del nombre de la campana no es casual: se trata de un homenaje a Augustin Grimaldi (1479-1532), figura destacada en la historia de la familia Grimaldi y del principado de Mónaco. Marie Agustin fue el nombre otorgado a la campana en memoria de Augustin Grimaldi, quien además de ser regente de Mónaco, desempeñó un papel clave en la región como obispo de Grasse y fundador del pueblo de Valbonne. Su influencia como abad de Lérins se extiende hasta el día de hoy, y la bendición de la campana bajo su nombre es un reconocimiento a su legado histórico y religioso. La segunda campana, de menor tamaño, también fue bendecida en esta ceremonia solemne, en la que participaron los monjes de la abadía y una comunidad de fieles que se acercó a la isla para ser testigos de este importante evento. La tradición de bendecir campanas es un ritual cargado de significado, ya que en la fe cristiana, estas no solo sirven para llamar a los fieles a la oración, sino que también son vistas como protectoras del lugar al que pertenecen, alejando peligros y malos augurios. La Princesa Charlène: elegancia en un entorno histórico Durante la visita, la Princesa Charlène lució un sofisticado vestido midi con estampado paisley de la marca Etro, que llamó la atención por su elegancia discreta, acorde con la solemnidad del evento y el entorno monástico. La princesa, conocida por su estilo impecable, combinó su atuendo con accesorios sencillos que resaltaban su figura sin desentonar con el ambiente religioso de la abadía. Su presencia, siempre digna y elegante, fue uno de los puntos destacados de la jornada, captando la admiración de los presentes y los medios. Un vínculo histórico entre la familia Grimaldi y la Abadía de Lérins La relación entre la familia Grimaldi y la Abadía de Lérins es profunda y de larga data. Augustin Grimaldi, en particular, fue una figura clave en la consolidación de los lazos entre Mónaco y la abadía, gracias a su papel como regente de Mónaco y su dedicación al servicio religioso. A lo largo de los siglos, la familia principesca ha mantenido su apoyo a la comunidad monástica de Lérins, reconociendo la importancia espiritual y cultural de este lugar. El Príncipe Alberto II ha continuado con este legado familiar, no solo participando en eventos de restauración y conservación como el de la torre-monasterio, sino también apadrinando la campana Marie Agustin, un gesto que resalta la importancia histórica de su antepasado y la conexión que la familia Grimaldi ha mantenido con la abadía. Una restauración con vistas al futuro La restauración de la torre-monasterio de la abadía es un proyecto de gran envergadura que busca preservar no solo el patrimonio arquitectónico de la isla, sino también su valor espiritual y cultural. Cuando este emblemático edificio se abra al público en el verano de 2025, será una oportunidad única para que visitantes de todo el mundo descubran uno de los tesoros mejor guardados de la historia monástica francesa. La participación del Príncipe Alberto y la Princesa Charlène en esta etapa crucial del proyecto es un recordatorio del compromiso de la familia principesca con la conservación de los monumentos históricos que forman parte de su legado. Este esfuerzo de restauración refleja una visión a largo plazo, en la que la protección del patrimonio cultural se entrelaza con la promoción del turismo sostenible y el respeto por los sitios de importancia espiritual. Al preservar la torre-monasterio y abrirla al público, la Abadía de Lérins no solo fortalece su papel como centro espiritual, sino que también se posiciona como un atractivo cultural de primer orden en la región de la Provenza. Una visita cargada de significado La visita del Príncipe Alberto II y la Princesa Charlène a la Abadía de Lérins no solo fue un acto ceremonial, sino un reflejo del profundo vínculo histórico que une a la familia Grimaldi con este enclave monástico. La bendición de las campanas Marie Agustin y la segunda campana marca un hito en la restauración de la torre-monasterio, cuya apertura al público en 2025 será un acontecimiento esperado con entusiasmo. Con su presencia en este importante evento, el Príncipe y la Princesa no solo rinden homenaje a su legado familiar, sino que también subrayan la relevancia de preservar los monumentos históricos y las tradiciones espirituales que son parte integral de la identidad cultural de la región. Vestido midi con estampado de cachemira de Etro

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