Michelle Obama ha pasado a la historia por haber sido la primera dama de los Estados Unidos, al estar casada con el expresidente Barak Obama.
De ahí que se le presuponga una vida de lujos y sin demasiadas preocupaciones.
Sin embargo, parece no ser feliz del todo. O, al menos, no se ve con fuerzas para ver como la suerte le sonríe, tal como ha confesado al hablar de la depresión que padece.
Eso si, Michelle ha aclarado que su bajón anímico es de bajo grado y que es provocado por la situación de ansiedad derivada del confinamiento y las alarmantes noticias sobre el coronavirus. Algo que la mantiene con las emociones a flor de piel.
A ello se suma su desesperación por las protestas en las calles de las grandes ciudades reclamando un trato digno e igualitario hacia los negros.
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