A pesar de ser líder de audiencia en su franja horaria, la periodista no logra convencer a algunos con su programa, que pierde espectadores cada día, mientras sale a la Luz, que hace un mes rompió con su pareja, el arquitecto César Vidal, tras dos años de relación
El 2022 será recordado por Sonsoles Onega (45) como el fin de una etapa exitosa a nivel profesional en Medíaset y el comienzo de otra bastante incierta, pero a la vez ilusionante, en Atresmedía. «Quien no arriesga no gana» afirma un dicho popular, y esta es la decisión que precisamente tomó la periodista, que opto por salir de lo que ahora se llama ‘zona de confort’ en Telecinco para ponerse al frente de un proyecto hecho a su medida e incluso con su propio nombre, ‘Y ahora Sonsoles’, muestra inequívoca de la importancia de su fichaje.
Incluir su nombre en el título del programa le da una entidad propia y reconoce su valía y su forma personal de presentar, pero al mismo tiempo significa una gran responsabilidad, ya que, injustamente o no, el éxito o el fracaso del formato se asociara siempre con ella, jugándose así su prestigio. Y por el momento el balance no es todo lo bueno que se esperaba, porque la audiencia no está respondiendo y, tras un seguimiento masivo en las primeras semanas, ahora está optando por otras ofertas en los canales de la competencia.
Así, su fenómeno se va desinflando con el paso de los días a merced de los gustos caprichosos de la audiencia. Algo que provoca mucha tensión tanto en el plato, como se ha evidenciado en sus últimas entregas, como en los despachos de los responsables que, a buen seguro, ya estarán pensando en cambios para frenar la caída de audiencia y ganar espectadores.
UN FICHAJE ESTRELLA
Razón más que suficiente para que Sonsoles no está pasando su mejor momento, ya que a la preocupación lógica por el trabajo se le une su reciente ruptura con su novio, el arquitecto César Vidal, según ha desvelado el digital ‘Informalia’. Muy discreta con su vida personal, ningún gesto de la periodista ha hecho pensar que hace ya un mes que rompió con el que era su pareja desde hacía dos años, pero, como gran profesional que es, la procesión probablemente irá por dentro y cuando se encienden los focos hace gala de la mejor de sus sonrisas, que es una de sus señas de identidad, aunque tras ella se oculte la tristeza de su corazón.
Lo cierto es que Sonsoles ha tenido que enfrentarse a un hecho muy habitual en Televisión, que no deja por ello de ser injusto: las altas expectativas. El 24 de octubre arrancó una de las propuestas más novedosas y arriesgadas de Atresmedía con la periodista como fichaje estrella. Una contratación que hizo correr ríos de tinta después de que en Medíaset y en la productora para la que trabajaba, que preside Ana Rosa Quintana (66), se considerase su marcha como alta «traición».
Su salida de la cadena de Fuencarral fue, por tanto, más que traumática, y su llegada a la de San Sebastián de los Reyes se asemejaba al fichaje de un astro del balón. Las expectativas eran muy altas y, pese a que ella misma aconsejaba prudencia y los responsables de la cadena recordaban que cualquier formato tiene que asentarse y no hay que lanzar las campanas al vuelo con los buenos resultados de los primeros días, tampoco hay que caer en la ingenuidad de pensar que la pérdida de audiencia no es un batacazo.
‘Y ahora Sonsoles’ significa no solo una apuesta por la periodista y su forma de comunicar, sino el regreso de un programa en directo a las tardes de Atresmedía con el añadido de incluir noticias del corazón y la prensa rosa en sus contenidos. Esto amplía el abanico de formatos que la cadena podría explotar en el futuro para consolidar su liderazgo. De no funcionar, esta puerta se les cerraría.
NUMEROSAS CRÍTICAS
Ahora cabe preguntarse por qué Sonsoles ha ido perdiendo espectadores tras debutar con un estupendo 17,6% que ha caído hasta un 11,5% de audiencia con el paso de los días. Y esto teniendo en cuenta que, a priori, parecía que su rival más directo, ‘Sálvame’ estaba herido de muerte con un formato más que desgastado tras 13 años de andadura. No hay más que consultar las Redes Sociales para ver cuáles son las principales razones que los televidentes comparten sobre esta pérdida de interés.
La primera es que el formato no aporta nada innovador y son muchos los que le reprochan que es una copia exacta de lo que la periodista hacía en Medíaset, tanto en ‘Ya es mediodía’ como en su versión vespertina, ‘Ya son las ocho’. No en vano el formato está capitaneado por la misma directora, así que no es mucho aventurar que es esto precisamente lo que se buscaba. Incluso Sonsoles se equivocó una vez citando su sección de corazón, que se llama ‘Flash’, con el nombre de la que presentaba en Telecinco, ‘Fresh’.
Un parecido que no parece una coincidencia. Tras tanta expectación, muchos espectadores esperaban ser sorprendidos, lo que parece el gran reto actual de la Televisión en abierto.
Otra de las críticas más repetidas es la rapidez que imprimen al programa, que, con una hora de duración, aborda numerosos temas y, adornos, de toda índole. La consecuencia es que solo se dan pequeñas pinceladas, dejando muchas cosas interesantes en el tintero. Tampoco convence mucho a algunos internautas la cantidad ingente de colaboradores, más de 30, que participan semanalmente. Una lista que sorprendió en sus inicios y ala que hay que reconocerle el mérito de haber incorporado rostros anónimos y caras nuevas que le dan frescor a muchos temas.
La parte menos positiva es que muchas veces algunos no tienen ocasión casi de hablar ni opinar, precisamente porque son muchos y no existe tiempo material para todos. A esto se suma la participación del público, que en alguna ocasión también interactúa con la presentadora.
MOMENTOS INCÓMODOS
Durante el primer mes de andadura, ‘Y ahora Sonsoles’ puso toda la carne en el asador. Además de fichar a colaboradores ‘novedosos’ como Mar Flores (53) -que prometió en el pasado no volver nunca a Televisión-, logro uno de los testimonios más buscados del mundo del corazón en ese momento, el de Esther Doia (44), que después se incorporó como tertuliana, siempre con la compañía inseparable de su mascota.
Su puesto, como el de todos sus compañeros, esté en el aire, ya que recientemente Miguel Lago (41), uno de los colaboradores con más peso y protagonismo, desveló que tenían contrato hasta diciembre, un periodo de prueba que será determinante, como en cualquier trabajo, para ver quiénes continúan y quiénes se quedan por el camino.
La que se dio de baja por voluntad propia fue Carmen Lomana (74), que protagonizó una de las polémicas del programa tras marcharse del plató enfadado e indignada por sentirse ninguneada, ya que no tuvo tiempo de hablar. Pese a las disculpas de Sonsoles, que reconoció su error, decidió abandonar para siempre el espacio acusando a la directora de no quererla. Un momento incómodo para Omega, a la que su compañero Miguel Lago ha tildado como «dictadora» en un juego de bromas que mantienen a diario.
Pero, como se sabe, toda broma encierra algo de verdad. El popular humorista es el único que en alguna ocasión ha hecho alguna crítica de lo rápido que abordan todos los temas y Sonsoles se ha excusado alegando que viene pautado por la dirección. Ahora está por ver si en los meses venideros los responsables hacen algún cambio, aunque hay que reconocerle el mérito de haber resistido a ‘Café con aroma de mujer’, la apuesta de Telecinco que resultó todo un fiasco.
«YO YA ME CASÉ»
Y si esta es la realidad laboral de Sonsoles, la sentimental no parece mejor tras su ruptura con su novio, César Vidal, El fin de una historia que coincidió con el arranque de su programa y que ha llevado como su noviazgo… en la estricta intimidad, ya que han aparecido juntos en contadas ocasiones. Solo ellos saben si es algo definitivo o temporal, pero ahora cobra más sentido la respuesta que la periodista dio recientemente, cuando varios colaboradores le preguntaron si los invitaría a su boda con César.
«Yo ya me casé una vez y en Galicia, y la gente comió divinamente», les contesto, en lo que pareció simplemente una manera elegante de eludir la pregunta sin que nadie pudiera imaginar entonces que ya no estaban juntos. Los que son incondicionales son sus dos hijos, fruto de su matrimonio con el abogado Carlos Pardo. Yago (12) y Gonzalo (9) son el motor de su vida y precisamente por su programa no los ve todo lo que quisiera, ya que ellos por la mañana van al colegio y Sonsoles trabaja por la tarde, pero los pequeños están mostrando, seguían contó, mucha «comprensión y paciencia». Lo mismo que pediría ella al público, de poder hacerlo, mientras se recupera del desamor.
Periodista y comentarista en esto del ‘salseo’ y el mundo del corazón.
Paseando disfrazada de gata curiosa entres famosos y famosetes.
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