Tras haber atravesado uno de los peores años de su vida por una septicemia que a punto estuvo de costarle la vida, Ainhoa Arteta (57) ha regresado a los escenarios en el Teatro de la Zarzuela. Un reencuentro «mágico», tal y como lo ha definido, y que le hizo romper a llorar mientras recibía una larguísima ovación «de verdadero amor».
Nada más terminar el espectáculo, la artista aseguraba estar emocionada y asimilando «las sensaciones nuevas y distintas», ya que en estos ocho meses le han cambiado «la vida y las prioridades».
Ala salida quiso agradecer el cariño de sus seguidores, de sus familiares y amigos, personas cuyo «amor incondicional» fue fundamental para que «saliera de donde estaba». A las puertas del teatro se fundió en un abrazo con su primogénita, Sarah, quien reconoció que «ver como tu madre se estaba muriendo» ha sido «muy duro».
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