Maica vs Tommaso: ¡Drama, mentiras y cucarachos!

¿Qué nos ha dejado este nuevo episodio de la serie de realities más adictiva? Pues, más drama de lo que cualquier telenovela podría soñar. Maica está hecha polvo, literalmente. Tommaso, el galán italiano con sonrisa de modelito, se encuentra en el centro de un huracán de palabras afiladas y promesas rotas, mientras que nuestra protagonista no puede más que lidiar con el maremagnum emocional que le ha tocado vivir. Pero lo más jugoso de todo, ¡son las acusaciones que salen a la luz!

“Me has dado falsas esperanzas”: ¡y no es broma!

Maica no se anda con rodeos. En un arranque de sinceridad desgarradora, le canta las cuarenta a Tommaso, como quien no quiere la cosa. ¿Por qué? Pues resulta que el chico italiano le había dicho en Italia que le gustaba. Ah, pero claro, esas palabras, como las promesas de amor eterno, se las lleva el viento. Maica, entre lágrimas (y no es para menos), le recuerda que Tommaso había afirmado que había “una conexión” entre ellos. ¡Pero no, señores! Aquí en el juego de la realidad, las cosas no son tan sencillas como parecen. Si la conexión existía, ¿por qué no está aquí el amor? Eso le suena a un gran “te gusté un ratito, pero ya no”. Y claro, a Maica no le gusta sentirse como el típico “cucaracho” que se mata a trabajar en una relación mientras otro juega a no comprometerse. “Me has dado falsas esperanzas”, le grita, visiblemente afectada. El tono es claro: la decepción ha llegado a su punto máximo.

“Me has dejado mal con ellos”: Pero lo mejor llega cuando Maica se da cuenta de que Tommaso no solo ha jugado con sus sentimientos, sino que también ha dejado a Maica en mal lugar con sus compañeros. ¡¿Cómo?! Según la versión de la dama, el italiano les ha soltado a sus amigos que no sabía cómo decirle que “no le gustaba”. Vaya, no solo la conexión se evaporó, sino que también las buenas intenciones se desintegraron como si nunca hubieran existido. “¿Y ahora qué? ¿Me dejas como la tonta de la película?” La pobre Maica no solo se siente traicionada en lo personal, sino que también ve cómo la trama de su relación (o falta de ella) se deshace en frente de ella.

El italiano se defiende… ¡y manda balones fuera!

Pero Tommaso, claro, no se queda callado. “Yo no soy un cucaracho”, dice, desmintiendo las acusaciones de Maica con una tranquilidad que ni el mejor actor de Hollywood podría interpretar. “Si te hubiese encontrado fuera, no sería lo mismo”, le asegura, como si fuera la respuesta definitiva a todas las preguntas existenciales de la vida. Tommaso hace una interpretación digna de un Shakespeare moderno y nos suelta una de sus perlas: “Yo nunca he dicho que estaba enamorado”. Eso de “me gusta” que dijo, en su universo paralelo, puede significar muchas cosas. ¡Claro! Como si decir “me gusta” fuera sinónimo de “estoy dispuesto a mudarme a un pueblo en la Toscana y vivir para siempre contigo”.

Lo mejor de todo, es cuando Tommaso afirma que no estaba llorando en el vídeo que mostraron. Ah, claro, porque el drama siempre tiene un toque de performance, ¿verdad? Y, por supuesto, ¡nada mejor que culpar a la producción! El vídeo fue hecho a propósito para que Maica sintiera lo que está sintiendo: “Quieren estas cosas”. ¡Todo una conspiración! Como si la producción del programa tuviera el control absoluto sobre los sentimientos de todos. “Si yo jugara a su juego, estaría contigo”, sentencia Tommaso, como si estuviera decidiendo si acepta un papel en una película de acción o de comedia romántica. Pero, claro, como buen italiano, el sentimiento no es un juego. ¿O no? Porque, al final, parece que para Tommaso, todo esto fue solo un “¿y qué tal si mejor no?”.

La despedida: ¡Tommaso se va y Maica se queda sola!

Y mientras Tommaso da un paso atrás y pone pies en polvorosa, dejando a Maica con el corazón roto, ella se queda sola. “Te has ido sin decir nada más”, parece pensar ella, mientras se cubre con la manta y se desploma en el sofá, hecha polvo. El llanto a punto de brotar, la frustración acumulada… Pero claro, todo parece indicar que Tommaso no tiene más ganas de estar en este barco llamado “relación”. ¿Y Maica? Pues a reconstruir sus pedacitos, que en este reality, las lágrimas se secan más rápido que los malos recuerdos.