Isa Pantoja y el dramón familiar: ¡otra vez la que ha liado!

Isa Pantoja ha vuelto a las andadas, y como no podía ser de otra manera, Isabel Pantoja está metida en todo el lío. Ya sabíamos que en esta familia cualquier cosa puede pasar, pero lo que se viene ahora es de esas historias que parecen sacadas de una telenovela de las malas. Varias fuentes y colaboradores han soltado perlitas sobre lo que ha ocurrido y, si te pensabas que ya habías visto todo, prepárate para quedarte con la boca abierta.

Isabel Pantoja no vio la entrevista… ¿o sí?

Como suele pasar en el universo Pantoja, hay dos versiones completamente distintas. Por un lado, Antonio Rossi, siempre metido en el ajo, asegura que Isabel Pantoja ni siquiera pudo ver la entrevista de su hija en la tele porque su inseparable hermano Agustín Pantoja, quien parece ser el dueño y señor de Cantora, no se lo permitió. Vamos, que Agustín está más pendiente de lo que se ve en la casa que un guardia de seguridad en un centro comercial.

Pero espera, que esto no es todo. Lo que también ha confirmado Rossi es que Isabel Pantoja se ha mudado definitivamente a Madrid. ¡Sí, sí! Adiós Cantora, ¡hola Madrid! Y por lo visto, la mudanza ya está hecha y más que confirmada, dejando atrás el rancho para siempre. Así que olvídate de esas imágenes bucólicas de Isabel en la finca, porque ahora la tonadillera va a ser una urbanita más.

¿De verdad Agustín controla hasta lo que ve Isabel en la tele?

Esto es lo que asegura Antonio Rossi, pero la verdad es que hay algo que no termina de cuadrar. Isabel Pantoja, una mujer que ha demostrado ser de armas tomar en otras ocasiones, ¿de verdad necesita que su hermano le diga qué puede o no ver en la tele? A estas alturas, parece un poco surrealista que una madre no tenga interés en ver lo que su hija ha dicho de ella en una entrevista. Pero bueno, en esta familia todo es posible.

El toque de Quique Calleja: ¡Isabel explotó!

Si lo de Rossi te parecía fuerte, agárrate que vienen curvas. Quique Calleja, otro que está bien enterado, nos cuenta una versión completamente distinta. Según él, Isabel Pantoja sí empezó a ver la entrevista, pero tuvo que parar a mitad del sufrimiento que le causaba escuchar a su hija hablar de su vida familiar. Vamos, que Isabel se quedó tan afectada que no pudo terminar de verla. Pero eso no es todo. Calleja cuenta que Isabel explotó y dijo que ya está bien, que es hora de que su hija se ponga a trabajar en algo decente y deje de vivir del apellido Pantoja. ¡Zasca en toda la boca!

Isabel Pantoja parece que está hasta el moño de que todos en la familia saquen rédito económico de su nombre. Porque vamos a ser sinceros, si Isa Pantoja no hablase de los Pantoja, ¿qué otro tema podría vender en televisión? Poco más le queda. Eso sí, lo de poner a trabajar a Isa en algo “decente” nos ha dejado a todos un poco en shock. ¡Menuda familia!

¿La Pantoja harta de ser el saco de boxeo?

Esto de que Isabel Pantoja esté hasta las narices de ser la pelota a la que todos le pegan tiene todo el sentido del mundo. No es la primera vez que sus hijos le hacen el feo. No olvidemos los dramas de la herencia envenenada, las exclusivas, Dulce (la niñera) hablando pestes de la familia… Lo que está claro es que en esta casa no hay ni un segundo de paz.

Las dos versiones: ¿Quién tiene la razón?

Aquí viene lo divertido: tenemos dos versiones y, como siempre en el clan Pantoja, la verdad debe estar en algún punto intermedio. Según Rossi, Isabel no vio la entrevista porque Agustín se lo prohibió. Según Calleja, Isabel la empezó a ver pero no la terminó porque se le revolvieron las tripas de tanto drama familiar. Y aquí estamos, sin saber cuál es la verdad.

Lo que sí parece claro es que Isabel Pantoja está afectadísima. Dicen que está más enfadada que nunca y que ya no quiere saber nada de que su apellido sea usado para ganar dinero. Pero a ver, si la pobre ya no puede ni ver la tele tranquila, ¿qué le queda?

Isa Pantoja y sus “traumas”: ¿Realidad o exageración?

La cosa no termina aquí. Gema López, en el programa Espejo Público, ha añadido más leña al fuego. Resulta que en la entrevista que dio Isa Pantoja, hubo cosas que dejó sin contar. Entre ellas, que cuando era adolescente en Cantora, le cortaban el pelo a trasquilones para que sintiera vergüenza de salir a la calle. Todo con la intención de que no tuviera relaciones con chicos. Vamos, que según Isa, la tortura en Cantora no tenía fin. ¿Te lo puedes creer?

Si esto es cierto, estaríamos hablando de algo mucho más grave. Un auténtico maltrato que debería ser denunciado. Porque vamos, que te corten el pelo a lo Edward Scissorhands para que no salgas de casa es de traca. Y no solo eso, Isa Pantoja asegura que la regaban con una manguera. Sí, has leído bien: ¡una manguera! Si estas acusaciones son ciertas, la cosa pasa de drama familiar a otro nivel.

Isabel Pantoja: ¿Víctima o verdugo?

Lo que muchos están empezando a preguntarse es si Isabel Pantoja es realmente la villana de esta historia o, por el contrario, la víctima de una situación que se le ha ido de las manos. Con todo lo que se está diciendo, la imagen de Isabel está más dañada que nunca.

Ahora bien, si Isabel Pantoja realmente sufrió al ver lo que dijo su hija y ha decidido mantenerse callada, puede que lo haya hecho por respeto. Porque, seamos sinceros, esta familia no sabe resolver sus problemas sin montarla bien gorda en televisión. Pero, a estas alturas, ¿no crees que ya es hora de que Isabel salga y dé su versión de los hechos?

Kiko Rivera: El gran ausente

En medio de todo este lío, no podía faltar mencionar a Kiko Rivera. Pero, sinceramente, ¿a alguien le importa lo que piense el DJ? Después de su historial de broncas familiares y sus idas y venidas, lo que diga o deje de decir Kiko ya nos da un poco igual. Lo que está claro es que en esta guerra familiar, cada uno va a lo suyo.

El fin de los Pantoja

Y así, con la familia Pantoja una vez más en el ojo del huracán, no podemos evitar preguntarnos cuánto más puede aguantar Isabel antes de explotar. Porque lo que está claro es que esta situación no es sostenible para nadie, y menos para una madre que ve cómo su apellido se va al garete mientras sus hijos se tiran los trastos a la cabeza.