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Vanilla Ice: De estrella del rap a magnate de la construcción y coleccionista de lujo

Robert Matthew Van Winkle, más conocido por su nombre artístico Vanilla Ice, se convirtió en un fenómeno mundial a principios de los años 90 gracias a su éxito inigualable, Ice Ice Baby. Esta canción, que catapultó a Vanilla Ice a la fama, es recordada no solo por su ritmo pegajoso, sino también por su histórico logro al convertirse en el primer rapero blanco en alcanzar la cima de las listas musicales en los Estados Unidos.

El ascenso meteórico con Ice Ice Baby

Lanzada en 1990, Ice Ice Baby no tardó en convertirse en un himno generacional. Aunque la letra de la canción hablaba sobre un tiroteo, lo que realmente capturó la atención del público fue su contagioso ritmo y el sencillo pero memorable estribillo que cualquiera podía repetir. La canción se convirtió rápidamente en un éxito comercial, vendiendo millones de copias y posicionando a Vanilla Ice como un ícono cultural en un momento en que el rap estaba comenzando a ganar terreno en la corriente principal de la música.

Vanilla Ice fue aclamado como “el primer gran rapero blanco” en una industria dominada por artistas afroamericanos, lo que lo hizo destacar aún más en un género que, hasta ese momento, había sido una voz principalmente de las comunidades negras en Estados Unidos. Su fama precedió a la de otros gigantes del rap como Snoop Dogg o Tupac Shakur, consolidando su lugar en la historia de la música rap.

Una carrera más allá del rap

A raíz de su éxito con Ice Ice Baby, Vanilla Ice lanzó su álbum Extremely Live en 1991, que continuó con el impulso de su fama y le permitió seguir en el ojo público. Además, tuvo la oportunidad de colaborar con artistas de renombre, como Madonna, con quien trabajó en la controvertida publicación Sex. Este tipo de colaboraciones y apariciones en diferentes medios contribuyeron a mantener su relevancia en la cultura popular durante los años siguientes.

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A lo largo de su carrera, Vanilla Ice también exploró el mundo del cine y la televisión, realizando varios cameos que siempre dejaban una impresión duradera. Un ejemplo particularmente memorable fue su participación en la comedia Desmadre de padre de Adam Sandler, donde se interpretó a sí mismo, representando a un músico cuya carrera ha declinado al punto de tener que vender pollo frito para sobrevivir. Esta interpretación reflejaba de manera humorística la realidad de muchos artistas que, después de un éxito inicial, luchan por mantener su relevancia y estabilidad financiera.

De rapero a inversor inmobiliario

A medida que su fama como rapero comenzó a desvanecerse, Vanilla Ice encontró una nueva pasión y una carrera exitosa en el mundo de los bienes raíces. En 2010, se embarcó en un proyecto que marcó un punto de inflexión en su vida: The Vanilla Ice Project. Este reality show estadounidense lo presentó bajo una luz completamente diferente, mostrando su habilidad y conocimiento en la rehabilitación de propiedades. En el programa, Vanilla Ice no solo actuaba como presentador, sino también como contratista, transformando casas deterioradas en propiedades valiosas y deseables.

The Vanilla Ice Project fue un éxito, no solo en términos de audiencia, sino también para la carrera de Vanilla Ice, quien encontró en la construcción y rehabilitación de propiedades una fuente estable y lucrativa de ingresos. Su enfoque en aumentar el valor de las viviendas a través de reformas creativas y funcionales lo convirtió en una figura respetada en el mundo inmobiliario, demostrando que su talento iba más allá de la música.

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Una vida dedicada a la construcción y a los autos de lujo

Hoy en día, a sus 56 años, Vanilla Ice sigue activo en el ámbito de la construcción, dedicando gran parte de su tiempo a proyectos de rehabilitación de propiedades. Este trabajo se ha convertido en su principal fuente de ingresos, aunque también sigue realizando bolos y conciertos ocasionales que le permiten mantener viva su conexión con la música y sus seguidores.

Además de su trabajo en la construcción, Vanilla Ice ha desarrollado otra pasión que comparte con sus seguidores en redes sociales: su amor por los autos de lujo. En particular, es un entusiasta coleccionista de Cadillacs, vehículos que ha acumulado como parte de su proyecto personal. Su colección es impresionante y refleja su interés en los autos clásicos y de alta gama, una afición que ha cultivado gracias a las ganancias obtenidas de sus diversos emprendimientos.

Un legado multifacético

Vanilla Ice es un ejemplo de cómo una figura pública puede reinventarse y prosperar en diferentes campos, incluso cuando su fama inicial comienza a desvanecerse. Su transición de rapero a inversor inmobiliario y coleccionista de autos de lujo muestra una versatilidad y capacidad de adaptación notables, cualidades que han permitido que siga siendo relevante y exitoso más de tres décadas después de su primer gran éxito.

A pesar de los altibajos en su carrera, Vanilla Ice sigue siendo una figura emblemática en la cultura pop estadounidense. Su capacidad para reinventarse y encontrar éxito en diferentes campos es una lección de perseverancia y determinación, inspirando a otros a seguir sus pasiones y a no tener miedo de explorar nuevos caminos.

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