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Una comida sana… ¡También en la playa!

Aunque los sabrosos platos de los chiringuitos nos tienten de vez en cuando, es posible y muy fácil alimentarnos de manera saludable durante las vacaciones de verano. Apúntate estos consejos.

Ha llegado el esperado momento de pasar parte del día en la playa o en la piscina. Esas agradables horas de relax y de chapuzones que nos alegran el espíritu, pero que nos pueden pasar factura con la báscula si también nos dejamos llevar por las tentaciones que se esconden en los chiringuitos con demasiada frecuencia.

Obviamente, no pasa nada por darse un capricho culinario de vez en cuando, pero no deberíamos olvidar que también se puede comer de una manera saludable mientras estamos de vacaciones sin disminuir por él, nuestro goce. Asimismo, es importante tener en cuenta que el calor puede afectar a algunos alimentos, aumentando el riesgo de intoxicación.

Por eso resulta relevante conocer qué podemos llevar a la orilla del mar de manera segura. Las ensaladas de pasta o de patata son una excelente alternativa para comer rico y sano en la playa porque, además de aportar energía con esos carbohidratos, se pueden completar con proteína como el atún, las sardinas o los mejillones en lata y las vitaminas de múltiples verduras, hortalizas y frutas.

Lo mejor es elaborarla en el momento o, como mínimo, llevarla sin aliñar. Por otro lado, se recomienda comerlas sin Salsas. Lo más beneficioso sería finalizarla con aceite, limón o vinagre.

Empanadas, sandwiches y bocadillos son también una fantástica elección para comer entre baño y baño. Para que sean lo más saludables posible, se aconseja elaborarlos de manera casera con ingredientes integrales, verduras y hortalizas.

LOS ERRORES MÁS COMUNES

No usar recipientes adecuados. Cuando llevamos comida a la playa, a la piscina o al campo, es importante disponer de una nevera portátil, limpia y en buenas condiciones. Además, en la medida de lo posible siempre es mejor conservar nuestros manjares en fiambreras de cristal y no de plástico.

Llevar la fruta cortada no es aconsejable porque puede convertirse en un foco de bacterias desde que la preparamos hasta que nos la comemos. Por muy tentador que resulte ir con el melón o la sandía ya listos para refrescarnos, siempre es mejor cortarlo en el momento.

Beber demasiado alcohol contribuye a deshidratarnos, así que lo mejor es tomar agua.


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