Renovada por dentro y por fuera, la cantante no solo se siente orgullosa de sí misma por los 20 kilos que ha logrado adelgazan sino por cómo ha variado su relación con la comida. «Estoy muy contenta con mi nuevo yo», reconoce.
La sonrisa de Shaila Dúrcal (42) habla por sí misma y es la prueba inequívoca de que la cantante esta feliz y encantada con su nuevo aspecto, tras haber logrado adelgazar 20 kilos en poco más de cuatro meses.
Ahora, la hija de Rocío Dúrcal presume de figura, pero lo más importante para ella no es haber bajado algunas tallas, sino el hecho de haber aprendido a quererse y a cuidarse:
«Me ha costado enfocarme en la salud, pero hay que estar sano. A veces uno se sabotea demasiado y mi cambio ha sido necesario».
La propia cantante ha reconocido que llego a pesar más de 90 kilos y que tenía una «relación emocional» con la comida, en la que se refugiaba en sus momentos más bajos: «Para mí, perder a mi madre fue un choque muy grande y he ido arrastrando esa depresión, y esos sufrimientos te hacen tomar malas decisiones».
Sin embargo, precisamente el recuerdo de Marieta ha sido también el que le ha dado fuerzas para renovarse:
«A mis 42 años, quiero aprovechar cada momento de la vida, y más cuando pienso que mi madre se fue con 62».
Por eso afirma entusiasmada: «Estoy muy contenta con mi nuevo yo».
DESCARTA LA MATERNIDAD
Una felicidad compartida con su marido, Dorio Ferreira (51), y Aitana (17), la hija de este, y a la que Shaila quiere como si fuera su madre.
Los tres se mudaron hace un año a España y están encantados con el cambio.
«Para mí era importante volver a mi tierra y estar cerca de los míos», reconoce la artista, que ha disfrutado de un verano en familia junto con sus hermanos y sus sobrinos.
Y es que a la cantante le encanta ejercer el papel de tía, pero la maternidad no entra en sus planes.
«Nunca me ha llamado… Me encantan los niños y los disfruto, pero al cabo de un rato estoy deseando que se vayan con sus padres», confiesa entre risas.
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