Sarah Ferguson dio el salto a la primera línea de la actualidad tras su matrimonio con el príncipe Andrés y reconoce que no fue fácil encajar las críticas. En declaraciones recientes, la duquesa de York ha confesado que tuvo problemas con la comida, después de que le pusieran el apodo de «Duquesa de Pork» (cerdo por su figura).
«Me refugiaba en las salchichas y los sandwiches de huevo con mayonesa. Fue una dinámica que continué también cuando me hice adulta», desvela.
Cuenta que se sentía muy insegura y se refugiaba en la comida:
«Cuando mi marido se ausentaba, me entristecía y entonces comía aún más y engordaba. La comida era mi mejor amiga y recurría a ella siempre que las cosas se ponían difíciles… Detestaba mirarme al espejo»
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