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Rocío y David Flores: Las víctimas de ROCÍO CARRASCO

Rocío y David Flores: Las víctimas de ROCÍO CARRASCO

El documental que ha grabado Rocío Carrasco ha reavivado en ellos todo el sufrimiento padecido en su niñez y adolescencia. El entorno de la joven afirma que está «destrozada» y que ha sufrido «episodios de ansiedad».

Rocío, contar la verdad para seguir viva, el documental en el que Rocío Carrasco (43) cuenta la historia de su vida, ha removido los cimientos del mundo del corazón creando un debate abierto en la opinión pública y un tsunami en el seno de su familia. Es imposible no conmoverse con el testimonio desgarrador de la hija de Rocío Jurado, que se presenta como una mujer maltratada por su primer marido, Antonio David Flores (45), siempre según sus palabras, y al que no quiere siquiera llamar por su nombre. El profundo dolor y el sufrimiento que padece se evidencia en su discurso, en sus gestos y en su rostro y ha reabierto una herida que en realidad nunca se había cerrado, tanto en su familia como en sus seres más cercanos. La primera consecuencia inmediata de su testimonio fue el despido fulminante de su exmarido de Mediaset, cadena para la que trabajaba, volviendo a revivir así el parón mediático que sufrió después de que Rocío le demandara en el juzgado por maltrato.

Antonio David, muy tocado anímicamente, asegura que esté «mal», pero «tranquilo», porque no se identifica con la persona que se describe en la serie. «Fui investigado durante tres años y estoy siendo juzgado por segunda vez; siento que se me está juzgando dos veces. Primero, me juzgó la Justicia y, ahora, la opinión pública», afirmaba el colaborador siguiendo la misma estela de su abogado, Iván Hernández, quien recordaba que un juez determinó que no había «indicios racionales de criminalidad» en su comportamiento, por lo que ni siquiera se llegó a juicio. Además de anunciar que tomarían medidas legales, el letrado explicaba que las pruebas que aparecen en el documental están incompletas y que se han ocultado aspectos relevantes.

OPINIÓN UNÁNIME

Pero, dejando a un lado el tema legal, cuando menos farragoso, lo único cierto es que quedan por delante varias semanas en las que Rocío seguirá contando su verdad, desvelando hechos de su vida aún no conocidos por la opinión pública y que afectaran a los miembros de la familia Mohedano y a sus hijos, Rocío (24) y David (22), en especial.

Prácticamente todos han hecho del silencio su mejor respuesta, pero está claro que no es plato de buen gusto verse en el ojo del huracán una semana tras otra sin saber cuál es la polémica que vendrá después. Lo cierto es que solo Rocío y Antonio David sabían lo que pasaba de puertas adentro de su hogar, pero ahora la hija de la Jurado ha decidido abrirlas de par en par para contar su realidad, algo que, para ser justos, ha hecho Antonio David durante muchos años. Porque al final la historia de su amor, de un matrimonio infeliz y de una separación traumática es lo que los ha llevado a este punto 25 años después de darse el «sí, quiero». Una historia marcada por su eterna batalla en los juzgados y con dos víctimas colaterales: sus dos hijos, en lo que quizá no siempre han pensado a la hora de tomar decisiones, olvidando que, además de pareja, eran padres. Rocío y David son los que más están sufriendo con todo esto y los auténticos damnificados del enfrentamiento entre sus padres.

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Al menos esto es lo que opinan muchos internautas, que han mantenido encendidos debates en las redes con mensajes como estos: «Me parece muy injusto porque Rocío Flores es la primera damnificada»; «ante una situación de conflicto entre los progenitores, la parte afectada siempre es la que esté en medio»; o «cualquiera sabe que una niia como Rocío Flores tiene ese comportamiento en el contexto del divorcio terrible sus padres y sabe que no es responsable de nada; es la gran víctima». Un pensamiento que también comparten periodistas como Ana Rosa Quintana: «La niña es una víctima y no se la puede culpabilizar». O colaboradores como Belén Esteban: «Rocío Flores es la única víctima de todo» Una opinión casi unánime después de que la joven tuviera que escuchar de boca de su madre que quiso acabar con su vida al saber que ella defendería a su padre en un «reality». 0 que el día que descubriera como es su progenitor sería «el peor de su vida». Sin duda, una enorme carga para una persona tan joven y que la ha dejado muy bocada. Aunque en un primer momento denuncio en sus redes que en la emisión del primer programa intenté entrar por teléfono para «tender puentes» y que no la dejaron, ahora ha optado por guardar silencio.

TRISTE Y MUY PERDIDA

Visiblemente desmejorada, muy seria y con un velo de tristeza en su rostro, Rocío no ha querido contestar -hasta ahora- a la prensa que la sigue estos días, pero alguien cercano a ella ha desvelado que ahora mismo «no sabe ni donde esta. Se encuentra como en un globo; esté destrozada y jodida». Además, aseguran que ha sufrido «episodios de ansiedad» por culpa del documental. No en vano al sufrimiento de ver a su madre destrozada se suman las duras acusaciones que vierte sobre su padre y que la colocan a ella y a su hermano David en el centro de la polémica. De hecho, estas mismas fuentes afirman que hay detalles en el relato de su progenitora que no conocía y ante los que no sabe como reaccionar. «Ama y adora a su padre, siente devoción por él pero, ¿y si no le ha contado toda la verdad?», se preguntan en su entorno. Una duda que seguro que le ronda por la cabeza y que la coloca en un papel muy complicado porque para ella Antonio David siempre ha sido su referente. También se siente traicionada por. Telecinco, que fue la cadena que eligió para hacer su primera aparición pública, en lugar de hacerlo en una revista, y donde participé en Supervivientes, que es el único lugar en el que ha hablado, y siempre bien y con cariño, de su madre. No en- tiende como habiendo sido tan generosa han arremetido contra su padre de esta manera. Por si fuera poco, también ha visto como los mensajes de rabia que colgaba en sus redes cuando era una niña vuelven a publicarse para apoyar la teoría de que odia a su madre, tal y como la propia Rocío Carrasco aseguró.

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Una conducta que para el presentador Pedro García Aguado, conocido por su labor con adolescentes problemáticos en Hermano mayor, es habitual y normal en un caso como el suyo, afirmando de forma categórica que «una guerra encarnizada produce trastornos»:

Cuando una pareja se pelea, genera mucha inestabilidad e inseguridad. A algunos hijos les provoca depresión y otros desarrollan cierta agresividad. Lo que más duele a los hijos es ver como los adultos son incapaces de no insultarse, de no resolver las dificultades.

SIEMPRE PROTEGIDO

Es de suponer que Rocío estará también muy preocupada por su hermano pequeño después de que su madre desvelara los sinsabores vividos durante su embarazo. «Decía que por los celos iba a malparir a mi hijo», confesaba la Carrasco acusando a Antonio David de su infierno. Una historia dramática para un joven que nació con una discapacidad y al que todos han protegido… hasta ahora. Nadie puede imaginar lo que puede haber dolido al joven escuchar a su madre en esos términos y refiriendo así sus primeros meses de vida. David está muy unido a su padre y a su hermana, quien en Supervivientes explicaba que había tenido que madurar muy rápido al tener que encargarse de su hermano pequeño, «asumiendo roles que no le correspondían», algo en lo que su madre esté de acuerdo. Pero, mientras que la Carrasco señaló al colaborador como responsable, la joven admitió que el culpable no fue su padre. De igual manera, ambas confirman que vivió cosas en su infancia totalmente fuera de lugar para una niña de su edad.

Lo que esté claro es que lo que está sucediendo ahora es tan solo una gota más en el sufrimiento de estos jóvenes, hijos de unos padres divorciados que no supieron, no pudieron o no quisieron acercar posturas, y que des- de muy pequeños fueron testigos una pésima relación entre sus progenitores. No en vano, cuando el matrimonio se rompió, David tenía 8 meses y Rocío ni siquiera 3 años. Desde ese momento, sus padres empezaron a hablar solo por medio de sus abogados. Un clima familiar poco propicio para la felicidad, que si encontraron junto con su padre y Olga Moreno (45) años después. Esta, y no otra, parece ser la razón por la que muchos miembros de la familia de sangre de la Carrasco se han posicionado durante años —al menos hasta la emisión del documental— al lado del colaborador, valorando su faceta paternal. Seguro que a los dos jóvenes les hubiera gustado que sus padres arreglaran sus diferencias, pero es muy tarde y ahora son las víctimas de una guerra que no tiene final, para la que parece valer todo y que está escribiendo el capítulo más negro de su historia familiar.


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