Doce meses después de la muerte del maestro, su viuda, María Ángeles Grajal, y sus hijos Jacobo, Gisela y Gabriela se reunieron en una íntima ceremonia religiosa en su memoria.
El pasado 8 de enero se cumplió el primer aniversario de la muerte de Jaime Ostos, fallecido debido a un infarto durante unas vacaciones en Colombia a los 90 años. Y, para conmemorar tan señalada y sentida fecha, su viuda, María Ángeles Grajal (68), y tres de sus hijos, Jacobo (38), Gisela (30) y Gabriela (60), se reunieron en Écija (Sevilla), localidad natal del torero, para celebrar una misa de cabo de año, a la que también acudieron varios amigos cercanos.
La iglesia de la Victoria, en la que descansan las cenizas de Ostos, fue el lugar elegido para una emotiva celebración religiosa en su memoria, en la que sus seres queridos no pudieron ocultar la gran pena que aún sienten por su pérdida. «Ayer hizo un año y estoy fatal. Las primeras Navidades solas sin él han sido muy duras. Es muy difícil de llevar, pero hay que acostumbrarse», aseguraba dolida Grajal a su llegada al templo.
La doctora, además, explicó que mantiene muy buena relación con todos los hijos del que fuera su esposo durante 35 años: «Ellos saben que tienen mi apoyo y yo creo que tengo el suyo también. El único que no ha podido venir es Jaime porque se encuentra fuera de España». Quienes si asistieron a la misa fueron los otros tres vástagos del recordado torero.
Visiblemente afectado, Jacobo, el único hijo que el diestro tuvo con María Ángeles, dijo que se acuerda «todos los días» de su padre. Por su parte, la primogénita de Ostos, Gabriela, afirmó que lo que más echa de menos es «a él y su apoyo», mientras que Gisela, fruto de su idilio con Aurora Díaz Cano, prefirió no hablar y mantenerse en un discreto Segundo plano.
Periodista y comentarista en esto del ‘salseo’ y el mundo del corazón.
Paseando disfrazada de gata curiosa entres famosos y famosetes.
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