Su principal misión consiste en frenar el envejecimiento de la piel y devolverle todo su esplendor y, sobre todo, su luminosidad. Sin lugar a dudas, todo un reto.
Pero nada se le resiste al ácido glicólico, un alfa hidroxiácido (AHA) que se obtiene de la uva, la manzana, la naranja o la caña de azúcar y que cada vez es más popular en los tratamientos de belleza.
Las coreanas, grandes sabias a la hora de cuidar el cutis, fueron las primeras en caer rendidas a sus pies, y no es para menos, ya que sus resultados son más que evidentes tras un uso continuado. Además de ayudar a combatir las arrugas y aportar luz a la piel del rostro, este ácido también se recomienda para regenerar las células, combatir el exceso de grasa, regular los cutis mixtos, evitar los puntos negros y afinar los poros. Eso sí, puede resecar un poco la piel.
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