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Preocupación por el estado de salud de Maria Teresa Campos

La periodista pasa por un momento anímico muy complicado y, mientras su entorno confiesa que está apática y sin ganas de casi nada» debido al «sufrimiento que arrastra», ella asegura: «Me podría encontrar mejor.

Salud de Maria Teresa Campos

La última decisión de Maria Teresa Campos (81) ha hecho saltar todas las alarmas. La veterana periodista hizo las maletas solo diez días después de llegar a su querida Málaga para regresar a Madrid, poniendo punto final a sus vacaciones de verano de forma precipitada.

Lo mismo sucedió ya el año pasado, aunque, sin duda, esta vez ha llamado poderosamente la atención por los escasos días que ha pasado en el que fue su paraíso terrenal y del que ahora huye en cuanto puede. Razón más que suficiente para que muchos se pregunten qué le pasa a la presentadora.

«ESTOY PASABLE»

Lo cierto es que no es ningún secreto, que su situación es un tanto delicada desde hace tiempo y ella misma no se preocupa en ocultarlo. «Estoy pasable, bien. Bueno, me podría encontrar mejor, pero vamos… Ahora ya estamos en Madrid y está Gustavo, así que mejor», ha confesado a su vuelta a la capital y ya con su fiel chofer y confidente a su lado, sin esconder que estas no han sido las vacaciones de su vida.

Y es que Terelu (56) ya avisó hace un tiempo de que su madre ya no siente paz y sosiego en la ciudad que la vio nacer como periodista:

«Me da tristeza porque no veo que disfrute aquí -Málaga-. No sé el motivo, pero hay veces que pienso que le debe de pasar algo con esta casa. Al final, lo único que deseo es que ella esté bien, ella es mi prioridad en la vida. Mi hija lo es también, pero en estos momentos es prioritario el cuidado de mi madre. Maria Teresa Campos se ha convertido en una anciana en el olvido».

Esta confesión cargada de preocupación hizo pensar a muchos que la matriarca de las Campos requería más que nunca de los cuidados y atenciones de sus hijas. Algo que ahora ha confirmado Carmen Borrego (55) con sus palabras en el puente de las emociones de ‘Sálvame’:

«Mi madre me necesita. Y me necesita ella más a mí que yo a ella. Ha llegado el momento en que se apoye en Terelu y en mí. Necesito darle más dedicación. Siempre ha sido muy independiente y, cuando se ha hecho más mayor, esa independencia de la que disfrutaba ya no la tiene».

Estas declaraciones, unidas a la decisión férrea que tomaron sus dos hijas de protegerla y alejarla del foco público y mediático, no dejaban lugar a duda para muchos colaboradores, que se han inclinado a pensar que el estado de salud de la malagueña ha empeorado en los últimos tiempos.

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Aunque, hasta ahora, han sido muy pocos los que conocían el verdadero motivo de este deterioro que tanto inquieta a su familia y a sus amigos más cercanos.

«HAN SIDO AÑOS DIFÍCILES»

Pese a que Terelu y Carmen no han ocultado su intranquilidad por ella, nunca han querido revelar la verdadera situación de su madre. Finalmente, han sido personas del entorno de la periodista las que han desvelado al diario digital ‘El Español’ lo que le ocurre realmente a Maria Teresa: «Hay preocupación, no ya por su edad y los achaques propios, sino por su ánimo. Está muy apática y sin ganas de casi nada».

Muestra de ello es la ausencia de reuniones familiares tan habituales en el clan en el pasado. Campos ni siquiera quiso celebrar su cumpleaños el pasado mes de junio, una cita ineludible para ella, que servía también para dar el pistoletazo de salida al verano. En esta ocasión soplo las velas en la intimidad de su casa y rodeada por sus hijas, sus nietos y unos pocos de sus amigos de siempre.

También su bajo estado emocional sería el causante de que la que fuese conductora de ‘Qué tiempo tan feliz’ haya perdido la ilusión por viajar a Málaga. «No quiere ir a la playa ni a la piscina. Ya son otros tiempos que requieren otras cosas», explica una fuente al mismo medio de comunicación, dejando entrever que la nostalgia del pasado junto con Edmundo (72) en la ciudad andaluza podría agravar la necesidad de la periodista de escapar de ella.

Para las personas que la conocen bien, Teresa tiene razones más que suficientes para encontrarse en esta situación, y así se lo han hecho saber al periodista: «Los últimos años no han sido fáciles, se le han juntado muchas cosas: laborales y personales. Demasiado bien está para todo el sufrimiento que arrastra. Está muy arropada por su familia, nunca la dejan sola y sus nietos la visitan mucho».

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«ES SU MAYOR PESAR»

Con esta complicada situación, las Campos han hecho piña con la matriarca para apoyarla ahora que todos los acontecimientos que han puesto en jaque su vida han acabado por pasarle factura. Para la malagueña, lo más doloroso es ver como su carrera profesional no ha acabado de la manera que deseaba.

«Ahora mismo es el mayor de sus pesares y no se quita de la cabeza que está desaprovechada», confirma una persona de su círculo más cercano. Aunque lo ha pedido a gritos, no ha conseguido la oportunidad que quería y esos proyectos de los que se habló en el pasado o el programa de ‘La Campos móvil’, en el que tantas esperanzas había depositado, se han esfumado, dejando a la periodista un vacío enorme en su corazón. Casi tan grande como el que dejó Edmundo Arrocet cuando hizo su maleta y se fue, poniendo fin a su relación a través de un mensaje de WhatsApp a finales de 2019.

Ella no lo esperaba y supuso un fuerte mazazo en su vida del que tardo mucho tiempo en recuperarse, ya que pocos meses después llegó el confinamiento. Por si esto fuera poco, los conflictos que sus hijas, Terelu y Carmen, han protagonizado de manera pública han hecho mella en el ánimo de la matriarca.

Durante mucho tiempo ha tenido que Ver como dos de las personas que más quiere han cruzado acusaciones en los platos de televisión. A este conflicto, además, se sumó también Alejandra Rubio (22), que arremetió duramente contra su tía. Pero el acontecimiento que acabó por desestabilizar a la periodista fue la venta de su casa en la exclusiva urbanización Molino de la Hoz.

Era la vivienda de sus sueños y no le quedo más remedio que deshacerse de ella, ya que los gastos comenzaron a ser inasumibles. Aunque le costó tiempo, al final encontró un comprador y se mudó a un piso más pequeño en Aravaca, muy cerca de su hija Terelu.

Pero parece que aún no se ha habituado a este nuevo hogar ni a la nueva vida que se ha visto obligada a llevar por recomendación de su familia. Maria Teresa sigue intentando asimilar todo lo que ha ocurrido y aún debe hacerse a la idea de que es más que probable que su carrera profesional haya llegado ya a su fin;


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