Aunque puede que al principio nos resulte hasta chocante, los pies sufren el estrés.
Los especialistas podólogos informan de que los pies también pueden padecer las consecuencias de una situación de estrés y ansiedad y de otros estados emocionales como la depresión.
La explicación es que este tipo de trastornos anímicos generan cambios posturales que acaban afectando al pie y a otras partes del cuerpo. Por ejemplo, el bajo estado de animo provoca que la persona camine cabizbaja. Para adaptarse a esa nueva situación y mantener la postura correcta, se genera una fuerte retracción de su musculatura, lo que facilita la aparición de lesiones.
CONSEJO.
Algunas terapias como la reflexología pueden ayudarnos a aliviar los síntomas
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