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Pelayo Díaz se pone VERDE de envidia: Su cara de limón cuando Montoya se hizo finalista de Supervivientes 2025

¡Ay, qué maravilla ver las caras de circunstancias! Pelayo Díaz se quedó con una cara que para qué te voy a contar cuando Montoya se proclamó primer finalista de Supervivientes 2025. El diseñador no pudo disimular su disgusto ni aunque le hubieran pagado por ello. Y es que, seamos sinceros, cuando no sale quien tú quieres, la cara se te descompone más que un yogur caducado.

La cosa es que Montoya, ese sevillano de Utrera que ha jugado sus cartas como un auténtico maestro del póker, se ha plantado en la final después de ganar la prueba de líder. Y claro, Pelayo ahí sentadito en plató, haciendo como que no pasa nada pero con una cara de funeral que daba pena ajena.

El drama de Pelayo: Cuando tu favorito no gana

Jorge Javier Vázquez, que no se le escapa ni una, le preguntó directamente al diseñador si estaba feliz por la victoria de Montoya. Y aquí viene lo bueno. Pelayo, con esa diplomacia que caracteriza a los que están ardiendo por dentro pero tienen que disimular, se fue por los cerros de Úbeda: “Feliz porque ha llegado Makoke aquí (a plató), que tenía muchas ganas de verla”.

¡Por favor! Más transparente que el cristal. El hombre esquivó la pregunta como si fuera una bala. Pero claro, Jorge Javier no es tonto y siguió insistiendo. Al final, Pelayo no tuvo más remedio que mojarse un poquito: “Es verdad que todos han hecho un concursazo, pero me ha dado mucha pena que Damián no haya llegado a ser finalista”.

¡Ahí está! El verdadero dolor de Pelayo. Su niño bonito, Damián Quintero, el karateka que tanto defendió, no ha conseguido colarse entre los finalistas. Y duele, oiga, duele mucho cuando pones todas tus fichas en una persona y la cosa no sale como esperabas.

La verdad es que Pelayo y Damián habían hecho una amistad de esas que te emocionan hasta a ti, que estás viendo la tele desde casa en pijama. Cuando expulsaron por primera vez al karateka, el diseñador se quedó hecho polvo. Se le veía hundido, como si le hubieran quitado el caramelo de la boca a un niño pequeño.

Pero vamos a ver, querido Pelayo, que esto es Supervivientes, no un concurso de simpatías. Aquí gana quien mejor juega, quien mejor convence al público y quien sabe moverse como pez en el agua. Y Montoya, hay que reconocerlo, ha sabido hacerlo desde el primer día.

El sevillano llegó con la experiencia de La Isla de las Tentaciones bajo el brazo y una estrategia más clara que el agua. No ha ido dando bandazos como otros. Ha sabido cuándo atacar, cuándo defenderse y cuándo hacerse el simpático. Y le ha funcionado de maravilla.

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Carmen Alcayde, que también tuvo sus más y sus menos en la isla, se emocionó cuando vio las lágrimas de Montoya al saber que era finalista. Ella sí que se alegró de verdad por él. Pero claro, Carmen no tenía un favorito como Pelayo.

La estrategia ganadora de Montoya frente al berrinche de Pelayo

Porque seamos claros: Pelayo ha estado defendiendo a Damián a capa y espada durante toda la edición. Y cuando el karateka regresó al programa después de su primera expulsión, el diseñador se puso contentísimo. Pensaba que su chico tenía una segunda oportunidad de oro para llegar hasta el final.

Pero no ha podido ser. Damián se ha quedado a las puertas y Pelayo no lo ha encajado nada bien. La cara que puso cuando Jorge Javier le preguntó por Montoya lo decía todo. Negando con la cabeza, serio como una puerta. Vamos, que le faltó poco para levantarse y marcharse del plató.

Y es que Pelayo y Montoya han tenido sus rifirrafes durante la edición. Han protagonizado más de una bronca que ha dado que hablar. Normal que el diseñador no esté precisamente eufórico viendo cómo su “enemigo” se planta en la final mientras que su protegido se queda fuera.

La audiencia ha hablado y lo ha hecho alto y claro. Montoya se ha ganado el cariño del público con su juego limpio y su estrategia bien calculada. No ha necesitado hacer el payaso ni montar numeritos. Ha ido a lo suyo y ha funcionado.

Los finalistas que se han clasificado junto a Montoya son Anita, Álvaro Escassi y Borja. Una final que promete dar mucho que hablar porque cada uno tiene su estilo y su forma de enfrentarse al concurso.

Anita ha demostrado ser una superviviente nata. Ha aguantado todo lo que le han echado encima y siempre con una sonrisa. Álvaro Escassi ha jugado su baza de galán y parece que le ha funcionado. Y Borja, bueno, Borja es Borja, con todo lo que eso conlleva.

Pero volvamos a Pelayo y su cara de no haber roto un plato en su vida cuando le preguntaron por Montoya. El diseñador intentó disimular como pudo, pero se le veía a la legua que no estaba precisamente contento con el resultado.

Y mira, lo entendemos. Cuando tienes un favorito y no gana, jode. Es normal. Pero hombre, al menos disimula un poquito. No pongas esa cara de estreñimiento que se te ve el plumero desde Cuenca.

Jorge Javier, que ya se conoce estos trotes, siguió pinchando un poco más al diseñador. Y es que el presentador sabe muy bien cómo sacar la lengua a los invitados del plató. Con esa sonrisita socarrona que le caracteriza, no paraba de insistir en el tema Montoya.

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Al final, Pelayo tuvo que reconocer que todos habían hecho “un concursazo”, pero se le notaba que lo decía con la boca pequeña. Lo que de verdad quería decir es que Damián se merecía estar en esa final más que Montoya. Pero claro, eso no lo podía decir tan claramente.

El público ha hablado: Montoya arrasa y Pelayo se fastidia

La realidad es que el público de Supervivientes ha demostrado una vez más que no se deja engañar fácilmente. Montoya ha conectado con la audiencia desde el primer momento y eso se ha notado en las votaciones. Ha sabido ser auténtico sin caer en el sobreactuado.

Pelayo, por su parte, tendrá que tragarse su orgullo y aceptar que su favorito no ha llegado donde él esperaba. Estas cosas pasan en los realities. Unos ganan y otros pierden. Y cuando pierdes, lo mejor es hacerlo con elegancia.

Pero vamos, que tampoco vamos a ser muy duros con Pelayo. Al final, todos tenemos nuestros favoritos y cuando no ganan nos jode. Es humano. Lo que pasa es que cuando estás en televisión, se te ve todo. Y se le vio todo, todo.

La cara que puso cuando anunciaron que Montoya era finalista fue todo un poema. Parecía que se había comido un limón entero. Y cuando Jorge Javier le preguntó directamente, el pobre intentó salir del paso como pudo.

Pero bueno, estas son las cosas que hacen que Supervivientes sea tan adictivo. Los dramas, las caras, las reacciones, las rivalidades… Todo forma parte del espectáculo. Y Pelayo ha dado espectáculo sin querer.

Al final, Montoya se ha reído el último. Ha demostrado que su estrategia desde La Isla de las Tentaciones le ha servido para algo más que para liar pardas. Ha sabido aplicar lo aprendido en Supervivientes y le ha salido redondo.

La final de Supervivientes 2025 promete ser épica. Con Montoya, Anita, Álvaro Escassi y Borja como finalistas, la cosa está que arde. Cada uno tiene sus seguidores y sus detractores. Y Pelayo, bueno, Pelayo tendrá que conformarse con ver la final desde el sofá como el resto de los mortales.

Pero oye, que no todo es malo para el diseñador. Al menos ha demostrado que sabe tener favoritos y defenderlos hasta el final. Aunque a veces se le vea demasiado el plumero y ponga caras que dan para memes durante semanas.

La audiencia de Supervivientes ha vuelto a demostrar que tiene buen ojo para elegir a sus favoritos. Montoya no ha llegado a la final por casualidad. Se lo ha trabajado día a día, supervivencia a supervivencia, estrategia a estrategia.

Y Pelayo, querido Pelayo, tendrá que aprender que en la vida no siempre gana quien tú quieres que gane. A veces ganan los otros. Y cuando pasa eso, lo mejor es sonreír y aplaudir. Aunque te fastidie por dentro como a él.

07 09 2018 18 13 29 - Pelayo Díaz se pone VERDE de envidia: Su cara de limón cuando Montoya se hizo finalista de Supervivientes 2025

La loca más divertida de la redacción de GATITAROSA. Rosa… muy rosa… y alocada nuestra nueva incorporación. Redactora de “Supervivientes 2023” y otros cotilleos televisivos.

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