Dicen que el tiempo lo cura todo, y dos años después de su dolorosa separación de Enrique Ponce (50) tras toda una vida juntos, Paloma Cuevas ha renacido cuál ave fénix.
A punto de cumplir 50 años, la madrileña de nacimiento, pero cordobesa de corazón, está realizando muchos de los sueños que había dejado aparcados para dedicarse a su marido y sacando todo el jugo a esta nueva etapa de su vida. De ahí que afirme con rotundidad: «A veces, lo inesperado es un regalo. Por eso he dejado que la vida me sorprenda y lo ha hecho de manera muy bonita».
Y es que Paloma acaba de lanzar su primera colección como diseñadora en colaboración ‘con Rosa Clara y sus modelos están siendo un éxito. También prefiere olvidar los malos momentos del pasado e incluso habla con cariño del torero: «Le deseo que sea muy feliz». Algo que también busca para sí misma y que parece haber conseguido.
«La felicidad es una opción de vida y yo he optado por ser feliz», afirma.
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