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Miriam Sánchez toca fondo: «Me bebo el agua de los charcos»

La expareja de Pipi Estrada está tan superada por sus problemas que reconoce que ha perdido el control de sus adicciones y que está en una situación límite. «Me puede tanto esto que a veces pierdes la cordura», confiesa.

Del cielo al infierno. Así podrían definirse la vida y la carrera de Miriam Sánchez (40), quien tras disfrutar de unos años repletos de dinero, fama y felicidad ha pasado a vivir sola, angustiada y superada por un sinfín de problemas y adiciones que la han llevado a tocar fondo.

La que fuera pareja de Pipi Estrada (67) ha protagonizado varios escándalos en los últimos tiempos, pero ahora un reciente altercado en el que tuvo que intervenir la Policía la ha hecho abrirse en canal y reconocer que atraviesa sus horas más bajas.

Así, después de que varios testigos desvelaran haberla visto «en un estado complicado» que, al parecer, la llevó a «pegar»> al dueño de un bar, la colaboradora admitía: «Estoy regular, llego a un nivel de ansiedad que me bebo el agua de los charcos y el Nilo entero también». Esta no es la primera vez que Miriam reconoce sus adicciones, puesto que ya hace un par de años hablo en ‘Sábado Deluxe’ de sus problemas con las drogas y el alcohol, que, según parece, no ha logrado dejar atrás.

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«El problema de base es la falta de apoyo de una red familiar. Estoy sola en la vida. Además, la educación de una hija, el ser conocida y querer cambiar de vida, la falta de marido. . . con todos estos problemas acaba una en una adicción y al final lo paga el que menos se lo merece>, asegura.

UN DURO ULTIMÁTUM

Con estas palabras, la colaboradora podría estar refiriéndose a su hija, Miriam (15), que, según contó su padre, hace unos meses le dio este ultimátum: «Como bebas una cerveza, no me vas a volver a ver nunca más». Quizás por eso, Sánchez asegura que está buscando centros» donde puedan ayudarla a recuperarse, aunque ahora mismo le parece imposible salir de su infierno. «Estoy tan Cansada, me puede tanto esto, que a veces pierdes hasta la cordura», confiesa.


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