Tras la polémica retirada de los títulos a cuatro de sus nietos, su hijo Joaquín afirma que se ha visto con su madre y que las cosas van por buen camino. «Lo que faltó fue comunicación», la disculpa ahora.
Este ha sido, sin duda, uno de los años más difíciles para la reina de Dinamarca. Su decisión de despojar a los cuatro vástagos de su hijo Joaquín (41) -Nicolas, de 23 años; Felix, de 20; Henrik, de 13; y Athena, de 10 de los títulos de príncipes y princesas, causo un auténtico cisma familiar que sus protagonistas no se molestaron en ocultar. Sin embargo, con la llegada de la Navidad las aguas parecen haberse calmado. Y es que, aunque en un primer momento el propio Joaquín se confiese molesto con su progenitora, ahora se ha mostrado mucho más conciliador, dejando entrever que la paz familiar podría estar más cerca de lo que parece.
«Hay mucho por trabajar. Lo que faltaba era comunicación. Ahora nos hemos encontrado y estamos en el camino correcto», ha afirmado desde París, la ciudad donde vive.
En la misma línea se ha manifestado su mujer, Marie, quien también ha relajado el bono:
«Estamos de acuerdo en que debe haber una mejor comunicación en el futuro».
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Sin embargo, lo que parece que tendrá que esperar es la foto de la reconciliación. Y es que la monarca pasara las fiestas sin ninguno de sus vástagos ni de sus nietos. El heredero, Federico (54), viajará hasta Australia, el país de origen de su mujer, Mary (50), mientras que el benjamín se trasladara a un destino en el extranjero del que no se han dado detalles aún. La reina, pues, pasara estas jornadas en su palacio de Marselisborg junto con su hermana Benedicta (78), que ha sido su mayor apoyo en estos meses.
Galería:
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Melissa Reginald es una experta en Casas Reales, y a la que muchos consideran como la Jaime Peñafiel en la sombra. Poco amiga de los medios audiovisuales porque siempre ha sido muy celosa de su intimidad. Sabe mucho. Habla lo justo.
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