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Lydia Lozano victima de ‘SÁLVAME’

La periodista ha visto indefensa como se reabría, una vez más, el capítulo más oscuro de su vida profesional el caso Ylenia.

Cansada de verse señalada y sufrir, ha estallado «Me voy y no vuelvo».

Lydia Lozano (59) lleva toda la vida dedicada al periodismo y es una auténtica enamorada de su profesión. Sin embargo, esa pasión con la que se entrega a su oficio se está viendo mermada por los constantes escándalos en los que se ve envuelta en ‘Salvame’ y que están consiguiendo minar por completo su ánimo.

La colaboradora está cansada de ser el blanco perfecto de los ataques de sus compañeros y de haberse convertido en víctima de su propio programa, lo que la ha llevado en algunos momentos incluso a plantearse renunciar a su puesto. Y la gota que ha colmado el vaso de su paciencia ha sido el descubrimiento de un secreto que ella llevaba guardando 15 años y que está relacionado con el tema que más le duele: Ylenia Carrisi.

Ante el revuelo que sé formó en 2005 cuando Lydia afirmó que la hija de Al Bano (77) y Romina (68) estaba viva, los responsables de la cadena le pidieron que se sometiera a un polígrafo para saber si decía la verdad, y la colaboradora aceptó hacerlo con unas condiciones:

Se blindaron las puertas del plató, no pudo entrar nadie a verlo y se firmó que no se podía hablar de él». Por eso, ante el anuncio de Kiko Hernández (43) asegurando que tenía en su poder esa misteriosa grabación y la insinuación de que el programa podría emitirla, Lozano perdió los nervios y, entre lágrimas, aseguró tajante

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«Si la emitís, me voy y no vuelvo».

Aunque para el resto de los colaboradores esta reacción fue exagerada, lo cierto es que la amenaza de Lydia de dejar el programa no solo estaría motivada por el hecho de haberse visto nuevamente atacada en su talón de Aquiles, sino porque este golpe bajo solo es el ultimo de una larga lista.

En 2017, la colaboradora vivió una situación muy incómoda cuando se enteró en directo de que los directores se estaban planteando prescindir de ella y de Terelu Campos (54), y hace unos meses revivió la pesadilla de años atrás al confiar en una fuente que le tendió una trampa para que diese una noticia falsa.

‘Sálvame‘ dedico horas y horas a este asunto, que fue minando la credibilidad de Lydia, convertida en víctima otra vez en su propio plató cuando al mismo acudieron antiguos compañeros de profesión para hablar de como había sido trabajar con ella.

Esa tarde, Lozano tuvo que escuchar un sinfín de críticas de periodistas y fotógrafos que aseguraron que no era tan trabajadora como parecía:

«Se ha puesto muchas medallas y ha dicho muchas cosas que son erróneas. La imaginación es algo que esta ahí… Ha hecho muy pocos reportajes en su vida».

Antonio Montero (56), a pesar de ser su compañero, fue de los más duros con ella e incluso la acuso de faltar a la verdad:

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«Se puede entretener diciendo la verdad o mintiendo, y Lydia lo hace mintiendo».

Durante dos semanas, la colaboradora tuvo que defenderse de estas y otras acusaciones y hasta se puso en duda que tuviera el título de Periodismo.

De ahí que ella misma terminase por cuestionarse su continuidad en el programa:

«Esto es un desprestigio total, ¿qué necesidad tengo yo de humillarme así?».

Sin embargo, muchos de sus compañeros creen que la respuesta a esta pregunta esta clara:

«A Lydia la quitas de televisión y se muere». Y lo cierto es que es evidente que a ella le encanta su trabajo, al que se entrega por completo. Y, aunque la pasión con la que lo vive le traiga muchos disgustos, le reporta aún más satisfacciones. No en vano el público la adora y consigue que los espectadores empaticen con ella, la quieran y la defiendan.

Por eso, ‘Sálvame’ no sería lo mismo sin Lydia Lozano y, para ella, la vida seria mucho más aburrida sin su trabajo allí.

A su favor cuenta también con el apoyo incondicional de su marido, Charlie (68). Y es que, aunque la colaboradora reconoce que las «grandes discusiones» entre ellos han sido «por el programa», él siempre le ha dejado «libertad». Y todo por un fuerte motivo:

«Él sabe que esto me da la vida».




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