Fuentes cercanas a la familia del presentador han sacado la cara por él para dejar claro que no ha sido el culpable de la ruptura con Almudena Cid. «Aquí nadie sufre más que nadie, no hay víctima o verdugo», señalan.
Los últimos meses han sido una montaña rusa de emociones para Christian Gálvez (41). A la tristeza de su separación de Almudena Cid (41) la siguió la alegría por su relación con Patricia Pardo (38). Pero esta nueva oportunidad para el amor se ha visto empañada por los comentarios que la familia de su exmujer -en especial, de la que fuera su suegra le han dedicado en las redes sociales.
Comentarios que de forma directa o indirecta le señalan como el causante de la ruptura y le tildan de «mentiroso», entre otras cosas. Ahora, cansados de ver como su antigua familia política tiraba por tierra la imagen pública del presentador, han sido sus padres los que han salido en su defensa.
El diario ‘El Español’ ha podido hablar con una fuente cercana a Juan Carlos Gálvez y Maria del Carmen Montero que asegura que lo están pasando muy mal con todo este asunto. «Ellos también lo han vivido todo junto a su hijo y le han visto pasarlo mal y leer cosas poco agradables.
Es que se piensan que aquí solo sufre una parte?», asegura esta persona, que sentencia: «Aquí nadie sufre más que nadie, no hay víctima o verdugo». Según esta fuente, a los progenitores les ha parecido muy injusto el trato que se le ha dado a Christían y, además, en su entorno han querido aclarar que «no se ha dicho toda la verdad.
Ver como trataban el tema hervía la sangre, cuando lo único que destacan ellos de su hijo es su bondad y generosidad».
«MÁS QUE SATISFECHA»
Dos cualidades que, según remarcan, han quedado más que demostradas en el acuerdo de divorcio, con el que Almudena quedó más que satisfecha, aunque esas cosas no se las pidió ella, salieron de él». Seguro que estas palabras de apoyo de sus seres queridos serán un bálsamo para Christían, que está muy bien arropado por sus padres y su nueva pareja, mientras su exmujer también trata de rehacer su vida.
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