El 16 de diciembre de 2024, la Reina Silvia de Suecia celebró la tradicional entrega de los árboles de Navidad en el Palacio Real de Estocolmo, un evento muy esperado que simboliza la llegada de la temporada navideña en la monarquía sueca. En esta ocasión, la Reina Silvia estuvo acompañada por un grupo muy especial: sus nietos, entre los que se encontraban la Princesa Estelle, el Príncipe Óscar, el Príncipe Alejandro, el Príncipe Gabriel, el Príncipe Julián, la Princesa Leonor, el Príncipe Nicolás y la Princesa Adrienne. Los pequeños, miembros de la familia real, tuvieron la oportunidad de compartir un momento entrañable y familiar en uno de los espacios más emblemáticos de la monarquía sueca.
Una tradición con décadas de historia
Este evento es parte de una tradición que se remonta a los años 60, cuando los estudiantes de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas (SLU), ubicada en Umeå, comenzaron a entregar los árboles de Navidad al Palacio Real de Estocolmo. Esta práctica no solo es un gesto simbólico, sino que también tiene un trasfondo ecológico, ya que se vincula con el fomento de la silvicultura en Suecia. Los árboles entregados son cuidadosamente seleccionados y se considera un honor para los estudiantes de silvicultura participar en este acto real.
El nombre de “Kungsgran” (pícea real) se utiliza para referirse a estos árboles, y se deriva de esta tradición centenaria. Antes de que se adoptara este nombre, los árboles eran conocidos como píceas de Nordmann, una variedad que es muy apreciada por su forma perfecta y sus largas agujas verdes, características que la hacen ideal para ser utilizada como árbol de Navidad.
La entrega de los árboles: un acto de unión familiar
El acto de recibir los árboles de Navidad se llevó a cabo con una gran carga simbólica, ya que en esta ocasión la Reina Silvia, junto con sus nietos, se mostró como una figura cálida y accesible, transmitiendo la unidad de la familia real sueca. La imagen de la monarca acompañada de los niños no solo reflejó la alegría de las festividades, sino también el legado de una tradición familiar que se ha mantenido a lo largo de los años.
La Princesa Estelle, el Príncipe Óscar, y los demás niños se mostraron entusiastas durante el evento, reflejando una gran conexión con la costumbre que ha sido transmitida de generación en generación. Estos momentos, en los que los miembros más jóvenes de la familia real participan activamente, son muy valorados por los ciudadanos suecos, ya que permiten visibilizar una monarquía cercana y humana, lejos de las formalidades que a menudo la rodean.
El simbolismo de la tradición “Kungsgran”
La entrega de los árboles, conocida como la ceremonia de “Kungsgran”, se ha convertido en uno de los eventos más queridos del calendario de actividades reales en Suecia. A lo largo de los años, esta costumbre ha sido acompañada de un fuerte simbolismo, representando tanto la conexión con la naturaleza como el compromiso de la familia real con las tradiciones de su país. Al recibir los árboles en el Palacio Real, la Reina Silvia no solo preserva el legado de este acto, sino que también celebra la continuidad de una tradición que une a la familia real con la sociedad sueca.
La elección de la pícea real como el árbol navideño por excelencia también está asociada a la estabilidad y la longevidad, características que se desean transmitir a través de este gesto. En un país como Suecia, donde la naturaleza juega un papel fundamental en la vida diaria, este acto de entregar los árboles de Navidad representa el respeto por el medio ambiente y el compromiso con la sostenibilidad.
Un momento de alegría para los niños de la familia real
La presencia de los nietos de la Reina Silvia en la ceremonia añadió un toque de frescura y alegría al evento. La Princesa Estelle, hija de la Princesa Victoria y Daniel Westling, mostró su entusiasmo mientras observaba con atención cómo los árboles eran colocados en el interior del palacio. El Príncipe Óscar, por su parte, se mostró juguetón y curioso, lo que hizo que la ceremonia adquiriera un tono más informal y divertido. Este tipo de interacciones familiares son las que más resuenan en el corazón de los suecos, que aprecian el cariño y la cercanía que emanan de la familia real.
No obstante, la participación de los otros niños en la ceremonia también fue significativa, ya que resalta el futuro de la monarquía sueca. El Príncipe Alejandro, el Príncipe Gabriel, el Príncipe Julián, la Princesa Leonor, el Príncipe Nicolás y la Princesa Adrienne, miembros de la familia real extendida, mostraron su entusiasmo y alegría al recibir los árboles de Navidad, lo que augura una continuidad de esta tradición por muchas generaciones más.
Un gesto de unión con la naturaleza y la tradición
El evento no solo tiene un carácter familiar y festivo, sino también un fuerte componente cultural y ecológico. Los árboles, entregados por los estudiantes de la SLU, son seleccionados con sumo cuidado para asegurar su calidad y su adecuación a los estándares que la familia real exige. Estos árboles no solo son un adorno navideño, sino que también representan el compromiso de Suecia con la preservación del medio ambiente y la sostenibilidad. El acto de recibirlos en el Palacio Real de Estocolmo se convierte, de esta manera, en un símbolo de respeto hacia la naturaleza, un mensaje que es especialmente importante en los tiempos actuales, cuando la ecología y el cuidado del medio ambiente están en el centro de la agenda global.
La importancia de mantener las tradiciones reales
Mantener tradiciones como la entrega de los árboles de Navidad es crucial para la familia real sueca. Esta práctica conecta el pasado con el presente, y permite a la monarquía transmitir valores de unidad, continuidad y respeto por las tradiciones a las nuevas generaciones. En una era en la que muchas instituciones están siendo cuestionadas, eventos como este refuerzan la importancia de la familia real como un símbolo de estabilidad y cohesión para el pueblo sueco. La Reina Silvia, en su rol de matriarca de la familia real, sabe bien lo que significa preservar estos lazos con el pasado, mientras asegura que las futuras generaciones continúen con este legado.
Melissa Reginald es una experta en Casas Reales, y a la que muchos consideran como la Jaime Peñafiel en la sombra. Poco amiga de los medios audiovisuales porque siempre ha sido muy celosa de su intimidad. Sabe mucho. Habla lo justo.
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