La jugada maestra de Anita Williams: polémicas, lágrimas y edredoning tropical

¡Sálvese quien pueda en ‘Supervivientes’! Porque si hay alguien que está jugando a la guerra de trincheras, esa es Anita Williams. Sí, la misma que se tiró del helicóptero con más drama que una telenovela de sobremesa. Pero, ojo, que su estrategia para embolsarse los 200.000 eurazos del premio no es solo muscular. Aquí hay cerebro, colmillo afilado y lágrimas medidas al mililitro.

Del salto en helicóptero… al salto al corazón del público

Desde que aterrizó en la isla (literal y figuradamente), Anita venía con la mochila llena… no de arroz ni de cerillas, sino de un plan maestro. Sabía que tenía que borrar de la mente del público su paso por ‘La isla de las tentaciones’, donde acabó cayendo rendida a los encantos de Manuel González como quien cae en la tentación de unas bravas a las cuatro de la mañana.

¿Y cómo se redime una chica reality? Pues a base de ganar pruebas como si le fuera la hipoteca en ello, llevarse collares de líder y, de paso, marcar abdominales en cámara lenta. Todo por el prime time.

La otra parte del plan: montarse una telenovela con Montoya

Pero Anita no se ha quedado en el sudor y el barro. No, no, no. También ha tirado de guion romántico, reconciliación y un poquito de edredoning caribeño con su ex, el mismísimo Montoya, que apareció como por arte de magia cuando a la trama le faltaba un giro.

Primero los gritos, luego las lágrimas y después… la cama. Porque sí, hubo noche de pasión, aunque más que un reencuentro fue un “a ver si esto me da minutos en pantalla”. Y vaya si los dio. Que luego vinieron las broncas, los reproches y una Anita llorando a lágrima viva delante de Sandra Barneda como si estuviera en la final de ‘Operación Triunfo’. “No puedo más”, dijo entre sollozos. Y claro, el público, ¡a favor de obra!

¿Víctima o estratega? Eso ya lo decidirá la audiencia. Pero el show, Anita, lo está dando con creces.

De besties a enemigas: el drama con Makoke

Y como no hay reality sin broncas épicas, Anita ha dado otra clase magistral: peleas de sálvese quien pueda, en especial con Makoke. Lo que empezó como una amistad de catálogo (miradas cómplices, risitas y confidencias bajo la palmera) acabó en guerra abierta con gritos, reproches y casi manotazo en directo.

La tensión llegó a tal punto que la organización estuvo a un “¡tú a tu isla y yo a la mía!” de separarlas. Y es que una buena bronca siempre da puntos para la final. Preguntadle a cualquier ex concursante con contrato en Mediaset.

¿Y el resto de concursantes? ¿Quiénes eran?

Mientras tanto, los Álvaro Muñoz Escassi y Álex Adrover de turno sobreviven sin mancharse las manos, evitando conflictos como si fueran platos sucios. Pero claro, quien no se moja, no brilla. Y aquí Anita brilla tanto como una antorcha en noche cerrada.

En resumen: Anita lo tiene todo para llegar a la final

Fuerza física, drama amoroso, lágrimas, reconciliaciones, enemigas públicas y hasta un punto de víctima. Vamos, que si no gana, que le den al menos el premio a la más televisiva.