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La infanta Cristina no perdona a Iñaki Urdangarín

El dolor y el enfado por la traición de Urdangarin han conseguido lo que parecía imposible: que la infanta deje de amar a su marido y descarte darle una nueva oportunidad. «No va a haber reconciliación», ha asegurado a su entorno.

Ha pasado poco más de un mes desde que las imágenes de Iñaki Urdangarin (56) en las que paseaba de la mano de una mujer que no era Cristina de Borbón (56) dieran la vuelta al mundo, y este tiempo ha sido suficiente para que la infanta haya tomado una decisión respecto a su matrimonio: «No va a haber reconciliación ni perdón». Así se lo ha hecho saber la hermana de don Felipe (54) a su entorno más cercano, según afirma Pilar Eyre (70), precisamente con el fin de frenar los rumores de los últimos días sobre si estaba dispuesta a mirar hacia otro lado y perdonar a su marido.

Respecto a este punto, una información reciente aseguraba que durante su visita a su padre a Abu Dabi se habría mostrado dudosa e incluso habría justificado la actitud de Iñaki ante el emérito. Pero nada más lejos de la realidad. De hecho, Eyre asegura que ese retrato de mujer cegada por el amor capaz de aguantar todo por seguir al lado del hombre de su vida le ha hecho sentirse «ultrajada» y que «su familia y amigos saben que el disgusto y el cabreo han sustituido al amor», de ahí que su intención de divorciarse sea «irrevocable».

Sin embargo, sorprende que teniéndolo tan claro, Cristina aceptase firmar un comunicado en el que, en lugar de hablar de ruptura, se utilizase el término “interrupción matrimonial», dando pie a la idea de que quizá solo se estaban tomando un tiempo. Pero el hecho de elegir esta expresión no obedeció a cuestiones sentimentales, sino judiciales.

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Al parecer, Iñaki «suplicó» a su todavía mujer que no mencionasen el divorcio, ya que eso influiría en el régimen penitenciario del que ahora disfruta. Para obtener la libertad condicional, el ex duque alejó que su residencia está en Ginebra junto con su mujer y su hija Irene (15), aunque en la práctica viva en Vitoria en casa de su madre, Claire Liebaert (86).

Pero, de tomar caminos separados, ese argumento quedaría invalidado y podría influir en los dos años que todavía le quedan de condena, afectando a su actual estilo de vida. La infanta, por su parte, accedió a regañadientes y no lo hizo mirando por el bien de Urdangarin, sino por sus hijos.

«YO NO HE FALLADO»

Según repite insistentemente a su entorno más cercano, Juan (22), Pablo (21), Miguel (19) e Irene «son los únicos» que le importa, así como su auténtico motor y su refugio en estos complicados momentos.

Los cuatro están sobrellevando esta situación de forma ejemplar y ha sido especialmente alabado el saber estar y la educación del segundo de los vástagos. Sin embargo, mientras que todo el mundo se deshacía en halagos hacia Pablo Nicolás, su madre tuvo con él «una conversación muy seria» tras oírle decir que no le importaría conocer a Ainhoa Armentía (43), la nueva ilusión de su padre.

Según Eyre, ese día la infanta «lloró con auténtica desesperación» y «vertió todas las lágrimas que había aguantado durante semanas de sufrimiento continuo». Y, aunque no hay duda de que toda esta situación le ha pasado factura y quienes la han visto en persona aseguran que está extremadamente delgada», tras ese mal trago, la hija de doña Sofía (83) ha recuperado la fortaleza.

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Y todo gracias a la tranquilidad de saber que a ella no se le puede reprochar nada, puesto que siempre lo ha dado todo por su familia. «No he sido yo la que ha fallado. Yo no he fallado», repite como un mantra a su círculo más íntimo poniendo el foco sobre su todavía marido, hacia el que ya no siente ni el cariño ni el respeto ni el amor de antaño.

De hecho, en su reciente viaje a España, Cristina se reencontró con Iñaki y, aunque muchos aseguraron que él aprovechó los escasos diez minutos que se vieron para pedirle de nuevo perdón y otra oportunidad, ella no claudico.

Por un lado, porque ya dejó claro desde el primer día que «nadie la obligaría a echarse atrás» en su intención de separarse. Y, por otro, porque, en contra de lo que se ha dicho, parece que Urdangarin nunca ha querido arreglar las cosas con su todavía mujer, puesto que su relación con Ainhoa marcha viento en popa.

Según la periodista Sandra Aladro, ambos «están consolidando su relación en secreto», aunque lo cierto es que la pareja tampoco se oculta. Llegan juntos al trabajo, comparten su jornada como dos enamorados más y aprovechan sus ratos de tiempo libre para realizar aficiones en común, como las clases de yoga a las que asisten.

Aunque nada más conocerse su relación frenaron sus encuentros públicos, poco a poco han vuelto a retomar planes y recientemente se fueron de fin de semana a un destino secreto, alejado de miradas indiscretas para poder mostrarse como lo que son: dos personas que inician una nueva etapa con ganas de construir una vida juntos.


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