El 26 de enero de 2025, el Principado de Mónaco se vistió de gala para celebrar una de sus tradiciones más emblemáticas y profundamente arraigadas: la ceremonia anual de quema de barcos en honor a Santa Devota, la patrona del país. Este evento, cargado de simbolismo y devoción, reunió a la familia principesca en pleno, quienes, como es habitual, no quisieron perderse este acto de profundo significado histórico y religioso.
El príncipe Alberto II y la princesa Charlene, junto con sus hijos, el príncipe heredero Jacques y la princesa Gabriella, fueron los protagonistas indiscutibles de la tarde. La familia real monegasca, conocida por su compromiso con las tradiciones locales, acudió puntual al puerto Hércules, donde se llevó a cabo el ritual que conmemora la milagrosa historia de Santa Devota.
El Significado Histórico de la Ceremonia
La ceremonia de quema de barcos es un acto que se remonta siglos atrás y que tiene sus raíces en la leyenda de Santa Devota, una joven mártir cristiana que vivió en el siglo IV. Según la tradición, tras su muerte, su cuerpo fue colocado en una barca que llegó milagrosamente a las costas de Mónaco. Este hecho marcó el inicio de una devoción que perdura hasta nuestros días y que se celebra cada año con gran solemnidad.
El ritual de la quema de la barca simboliza el viaje de Santa Devota y su llegada al principado, un evento que, según los creyentes, fue guiado por la mano divina. La ceremonia no solo es un acto religioso, sino también una muestra de la identidad cultural monegasca, que une a sus habitantes en torno a una tradición compartida.
La Familia Real, Protagonista de la Celebración
La presencia de la familia principesca en este evento no es casual. Alberto II y Charlene han demostrado en numerosas ocasiones su compromiso con las tradiciones monegascas, y su asistencia a la ceremonia de quema de barcos es una muestra más de su cercanía con el pueblo. Este año, como es habitual, la pareja acudió acompañada de sus hijos, Jacques y Gabriella, quienes, a pesar de su corta edad, ya son figuras habituales en los actos oficiales del principado.
La imagen de la familia real, elegantemente vestida y mostrando una actitud respetuosa y cercana, fue captada por los numerosos medios de comunicación que se dieron cita en el puerto Hércules. Alberto II, con su característica solemnidad, y Charlene, siempre impecable, saludaron a los asistentes y participaron activamente en el ritual, demostrando una vez más su compromiso con las raíces culturales y religiosas de Mónaco.




El Desarrollo de la Ceremonia
La ceremonia comenzó con una procesión que partió desde la Catedral de Nuestra Señora Inmaculada, donde se encuentra la capilla dedicada a Santa Devota. La procesión, acompañada por cánticos religiosos y el repique de las campanas, avanzó hasta el puerto Hércules, donde se había preparado una barca que sería consumida por las llamas en honor a la patrona.
El momento culminante de la ceremonia llegó con la quema de la barca, un acto cargado de simbolismo que fue seguido con atención por los asistentes. Las llamas, que iluminaron el atardecer monegasco, representaron el viaje de Santa Devota y su llegada al principado, un evento que, según la tradición, marcó el inicio de la devoción hacia la santa.
Tras la quema de la barca, se celebró una misa en honor a Santa Devota, a la que asistió la familia real en pleno. La ceremonia religiosa, celebrada en la catedral, fue un momento de recogimiento y oración en el que se recordó la vida y el legado de la patrona de Mónaco.
La Importancia de Santa Devota para Mónaco
Santa Devota no es solo una figura religiosa para los monegascos; es un símbolo de identidad nacional. Su historia, que combina elementos de fe, tradición y milagro, ha sido transmitida de generación en generación, convirtiéndose en una parte fundamental del patrimonio cultural del principado.
Las celebraciones en honor a Santa Devota, que tienen lugar cada año los días 26 y 27 de enero, incluyen no solo la ceremonia de quema de barcos, sino también una serie de actos religiosos y culturales que reúnen a la comunidad en torno a su patrona. Estos eventos son una muestra del profundo arraigo de la tradición en Mónaco y de la importancia que tiene para sus habitantes mantener vivas sus raíces.

de Ralph Lauren

Melissa Reginald es una experta en Casas Reales, y a la que muchos consideran como la Jaime Peñafiel en la sombra. Poco amiga de los medios audiovisuales porque siempre ha sido muy celosa de su intimidad. Sabe mucho. Habla lo justo.
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