La primera novia de Felipe VI, y que pudo ser reina de España, celebra su aniversario recuperándose de una operación de cadera en su residencia madrileña con la misma discreción con la que ha vivido los últimos años.
El pasado 20 de enero, Isabel Sartorius cumplió 58 años y lo hizo en el más absoluto anonimato, que es el estilo de vida que la que un día fue la mujer más famosa de España ha elegido. Su romance con el actual rey Felipe VI (53) cuando ambos eran muy jóvenes la llevo a copar portadas de la prensa nacional e internacional e innumerables horas de radio y televisión. No en vano era y será para siempre el primer amor del actual rey de España, con el que sigue manteniendo una gran cordialidad, al igual que con su esposa, Letizia (49).
Durante toda su vida a Isabel la ha perseguido el estigma de haber podido ser la reina de nuestro país, aunque el romance con el príncipe duro solo dos años, entre 1989 y 1991, y no fue bien visto por muchos, ya que Isabel era plebeya e hija de padres divorciados.
«UN BAJÓN TREMENDO»
Esta pagina de su vida personal la ha marcado para siempre, pero con el paso de los años su presencia en los medios se ha ido difuminando poco a poco hasta casi desaparecer, huyendo así de una fama con la que nunca se sintió del todo cómoda.
Lo cierto es que ahora Isabel lleva una existencia tranquila en el barrio madrileño de Chamberrí, donde vive sola porque su única hija, Mencia (24), reside en la actualidad con su padre, Javier Soto (58).
Sartorius se está recuperando de una rotura de cadera que sufrió antes de Navidad y por la que tuvo que pasar por quirófano para colocarle una prótesis. Una recuperación larga y dolorosa de la que esté muy pendiente su última pareja, el empresario César Alierta (76), según ‘Informalia’.
El expresidente de Telefónica e Isabel se conocieron en un viaje filantrópico a África en 2017 y comenzaron una más que discreta relación que duro tres años, hasta comienzos de 2021, cuando decidieron tomar caminos por separado.
Pese a su ruptura, su amistad sigue siendo muy estrecha y se ven prácticamente todas las semanas. «Isabel, hoy por hoy, esta cerrada al amor, no es fácil abrirse a nuevas relaciones. El final de su relación con César supuso un bajón tremendo para ella y en lo único que piensa es en sus enormes ganas de vivir», decía su círculo más estrecho hace un año. No en vano no se puede decir que haya tenido mucha suerte en el amor, ya que ninguna de sus relaciones ha llegado a buen puerto, aunque con todos sus ex sigue manteniendo una amistad envidiable.
Quizá la ruptura con el empresario resulté aún más dura, ya que al apostar por esta relación perdió su trabajo. Poco antes de conocer a Alierta fue fichada por su empresa para ser la ayudante en África y el Líbano de la directora de una de sus fundaciones, un trabajo que la ilusionó mucho por el proyecto social que representaba, pero su relación con César complico las cosas y finalmente la empresa rescindió su contrato un año más tarde alegando conflicto de intereses.
Así que Isabel se quedó sin proyecto y se volcó en sus clases de ‘coaching’ emocional, disciplina en la que se ha formado, en otros proyectos de voluntariado y en completar su formación con un máster.
YA NO ACUDE A EVENTOS
Proyectos profesionales todos ellos alejados de los que ocuparon su tiempo años atrás. Hace mucho que Isabel no es imagen de una firma ni colabora con ninguna y tampoco asiste a eventos o saraos. Su última colaboración televisiva fue en ‘Espejo público’ hace una década y coincidió con el lanzamiento de su libro, ‘Por ti lo haría mil veces’.
La empresa de bolsos que montó con una socia quebró y se reinventó como ‘coach’. Su entorno siempre ha dicho que su economía nunca ha sido boyante, pero parece claro que el dinero no es un motivo suficiente para volver a la primera línea y la mujer que pudo reinar es feliz en su anonimato.
Deja una respuesta