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La agridulce boda de Anabel Pantoja

La colaboradora le ha dado el «sí, quiero» a su novio en La Graciosa solo tres días después de la muerte de doña Ana, una pérdida que ha empañado la felicidad de ese día tan especial.

La situación es muy difícil, pero lo voy a hacer por mí y por la que se ha ido, que es lo que quería». Con estas palabras, Anabel Pantoja (35) confirmó a su llegada a La Graciosa que sus planes de boda seguían adelante. Lo hacía con rostro serio y cansado después de un viaje fugaz a Cantora para despedirse de su abuela y apoyar a Isabel Pantoja (65). Aunque, en un principio tenía pensado cancelar el enlace, tras recibir el visto bueno de su tía decidió celebrar el gran día con el que llevaba sonando desde hace mucho tiempo.

IMPORTANTES AUSENCIAS

Aunque no ha sido como a ella le hubiera gustado, ya que dona Ana fallecía solo tres días antes de la celebración, la colaboradora por fin le ha dado el «sí, quiero» a Omar Sánchez (30).

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Lo ha hecho con un espectacular vestido, diseñado a su medida, y con una medalla de su abuela, que le regaló su tía Isabel, en una playa idílica de La Graciosa.

La emoción y los últimos acontecimientos hicieron que los novios no pudieran contener las lágrimas durante la ceremonia, en la que la matriarca del clan habré estado muy presente en el corazón de la sobrina de la cantante.

Poco más de 40 invitados han sido testigos de su amor; entre ellos, Belén Esteban (48). Sin embargo, en un día tan especial han faltado personas muy importantes para Anabel debido al momento tan delicado que está viviendo la familia. Su tía no asistió, pero la ausencia más llamativa ha sido la de Kiko Rivera (37).

Tras la muerte de su abuela, el DJ tomó la decisión de no asistir a la boda. «Ha llamado para pedirle a su prima que la pospusiese. Le ha dicho que, si la celebra, él no va a estar porque está destrozado», adelantó Kiko Hernández (45).

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Poco tiempo después era él mismo quien comunicaba su decisión:

«Con cero ganas. Destrozado de cuerpo y alma. Necesito estar tranquilo. Cada uno lo vive a su manera, y es igual de respetable que otras decisiones».

Aunque la ya mujer de Omar intento disuadirle, finalmente no lo consiguió e Irene Rosales (30) decidió volver a Sevilla junto con sus hijas para estar con Kiko.

«Quiero y debo estar con mi marido ahora mismo», aseguró a la entrada del ferry que la llevó hasta Lanzarote.

Todo ello hace que el día más feliz de Anabel haya tenido también un cierto poso de tristeza.


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