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Kiko Rivera necesita ayuda constante para las tareas diarias

El DJ, que sufre secuelas, asegura haber «vuelto a nacer» y se ha comprometido a aprovechar esta segunda oportunidad; ha dejado de fumar, cuida su dieta y hará caso a los médicos. «Está muy asustado», ha confesado Irene Rosales.

Kiko Rivera: «Mi vida ya nunca será la misma»

A sus 38 años, Kiko Rivera se ha llevado el mayor susto de su vida. El pasado 20 de octubre sufrió un ictus, que afectaba una pequeña parte del cerebro. Tal y como contó Raquel Bollo (46), fue al despertarse de la siesta cuando se dieron cuenta de que tenía la cara hacia uno de los lados. Un síntoma que desató las alarmas y que fue suficiente para que el DJ acudiera a urgencias a un hospital privado de Castilleja de la Cuesta.

En el mismo, una resonancia magnética certificó que había sufrido un accidente cerebrovascular, por lo que fue trasladado al hospital Virgen del Rocío de Sevilla, centro de referencia en este tipo de dolencias, donde ha permanecido ingresado durante cuatro días.

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Ha sido un susto tremendo, el mayor de mi vida. Jamás pensé que me fuera a dar un ictus, y realmente pensé que no salía de esta. He vuelto a nacer.

Kiko Rivera tiene parálisis facial y necesita ayuda para las tareas diarias

Ahora empiezo a asimilar lo que me ha ocurrido y, aunque voy mejorando, no puedo dejar de estar triste», reconoció Kiko en sus redes sociales solo unos días más tarde y aun con la angustia que le produjo la situación. Durante su estancia en el hospital ha recibido el apoyo de sus amigos más cercanos y de su prima Anabel (36), que le visitaron muy preocupados. También el de su mujer, Irene Rosales (31), que estuvo a su lado en todo momento y fue la encargada de dar el parte médico diario ante los micrófonos de la prensa: «Él está bien. Todo ha quedado en un gran susto, pero está muy asustado, y es algo normal».

Kiko Rivera en rehabilitación

Además de tomar conciencia de lo fugaz que puede ser la vida, el artista también sufre secuelas tras el ictus, algo que, lógicamente, le tiene muy preocupado. «Aunque no es algo importante, va a necesitar rehabilitación para recuperar la completa movilidad que tenía antes», apuntó el periodista Antonio Rossi (42). Además, al hijo de Isabel Pantoja (66) «le ha quedado una parálisis facial parcial y necesita ayuda para realizar las actividades de la vida diaria, como andar, comer o asearse», tal y como desvelan algunos medios de comunicación.

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Todo lo vivido, el miedo sentido y la posibilidad de que las consecuencias hubieran sido más graves debido a su diabetes y los altos niveles de ácido úrico que le provocan su problema de gota le han hecho recapacitar y tomar serias decisiones. «La vida me ha dado una segunda oportunidad y no pienso desaprovecharla. He tenido y tengo mucho tiempo para pensar y mi vida ya no volverá a ser la misma. Ahora toca cuidarse y pensar en mí», ha asegurado el DJ en su perfil de Instagram.

FIRME DETERMINACIÓN

Entre los cambios que ya ha realizado para tener una vida más saludable está el de adoptar nuevos hábitos de alimentación. Pese a todos los problemas físicos que padece, el pequeño de los hermanos Rivera había dejado un poco dé lado la comida sana, como él mismo ha mostrado en las redes sociales.

Ahora está dispuesto a eliminar los azúcares y las grasas poco saludables de su dieta. Además, ha tomado la firme determinación de dejar de fumar para siempre, una asignatura que tenía pendiente desde hace años, y también seguirá todos los consejos y pautas que le dieron los médicos antes de recibir el alta e irse a casa. Al parecer, también fueron ellos los que recomendaron al artista que su madre e Isa (26) no le visitasen en el hospital después de que se agitara mucho al recibir una videollamada de la tonadillera.

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«Con nuestras visitas se podría alterar. Eso fue lo que me dijo Irene, pero por petición de Kiko. Hay que esperar, por prudencia, a que él quiera hablar con nosotras», explicó su hermana.

Pero parece que ni siquiera este duro varapalo, que le ha dejado hundido, ha servido para unir de nuevo a la familia, ya que el DJ ha manifestado que, más allá de las recomendaciones médicas, no quiere ningún reencuentro. «Mi madre no va a venir y mi hermana… muchísimo menos», ha sentenciado.

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Pese a lo que en un primer momento pudiera imaginarse, parece que Kiko Rivera no ha aprendido tras su ictus: no cumple con el ejercicio físico, dieta saludable ni realiza las tareas que le indican los médicos


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