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Isabel Pantoja y Kiko Rivera acercan posturas tras la muerte de Doña Ana

Hacía más de un año que madre e hijo no tenían contacto, pero Rivera aparcó las rencillas entre ellos y decidió acudir a Cantora para consolar y apoyar a la artista. «Se han abrazado y han hablado a solas», cuentan.

SE REENCUENTRAN EN EL DOLOR

Han sido 14 meses sin verse, sin hablarse y con el hacha de guerra en alto debido al conflicto por la herencia de Paquirri y a la información que Kiko Rivera (37) fue descubriendo sobre la gestión de su patrimonio, tal y como él mismo desveló. Pero, por fin, el DJ e Isabel Pantoja (65) han acercado posturas y se han dado ese abrazo que tanto han debido de echar de menos. Seguro que ambos habrían querido que fuera en otro escenario, pero su encuentro se ha producido a raíz de la muerte de doña Ana, la matriarca del clan Pantoja, a los 90 arios. El dolor precisamente es lo que los ha unido por unas horas. Un encuentro que, al parecer, ha sido positivo. «Ha ido todo muy bien. Perfectamente», ha asegurado un testigo que se encontraba dentro de la casa durante la reunión de madre e hijo.

«SON UNOS INDESEABLES»

Hacía varios años que la madre de la cantante estaba enferma y su situación era delicada. Sin embargo, en las últimas semanas su estado se agravó y tuvo que ser ingresada en un hospital de Jerez de la Frontera (Cádiz). Las noticias desde el centro no eran buenas, tal y como aseguro José Antonio León en Sálvame, pero los facultativos decidieron darle el alta. Aunque parecía que había sufrido una mejoría, todo parece indicar que ese regreso a casa solo tenía un motivo: pasar sus últimos días rodeada de los suyos. Y así ha sido. Isabel y Agustín (57) no se han separado de ella ni un solo momento y, pocos días después de recibir el alta, doña Ana fallecía en Cantora, la finca donde permanecía desde el inicio de su enfermedad. Aunque la triste noticia salté a la prensa el miércoles 29 de septiembre, parece ser que la muerte de doña Ana se produjo un día antes. «Murió el día 28 a las ocho de la tarde», aseguré Ana Rosa Quintana (65). Sin embargo, el cisma familiar que existe en el seno de los Pantoja motivo que nadie avisara a Kiko, a Anabel (35)‘y a Isa (25) del fallecimiento. Por eso, la muerte de su abuela les sorprendió en La Graciosa, donde ha tenido lugar la boda de la colaboradora con Omar Sánchez (30), un evento que estuvo en el aire hasta el último momento. Lo cierto es que nadie les advirtió del grave estado de salud de la anciana y por eso parte de los miembros del clan Viajaron hasta Canarias ignorando lo que sucedía. De ahí que el DJ, tras conocer la triste noticia, estallara en sus redes: «No sé nada, solo sé por la tele porque nadie me ha llamado para decirme nada. No sé qué se va a hacer ni d6nde, ni absolutamente nada. Solo quiero que me dejen despedirme de mi abuela», escribió en un texto demoledor en el que también cargo contra los miembros de su familia: «No dejan que vaya a despedirme por mierdas de problemas familiares. Órdenes expresas desde Cantora… ‘No queremos que venga nadie’. Lo siento mucho, yaya, pero tus hijos no me dejan despedirme. Son unos indeseables todos». Sin duda, unas palabras llenas de dolor y rencor que parecían haber dinamitado aún más la maltrecha relación con su madre para siempre.

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«ALLÍ VOY A ESTAR»

Sin embargo, poco después el marido de Irene Rosales (30) recapacitó y tomó una decisión en la que muchos no confiaban. «A mí se me ha muerto mi abuela, pero a mi madre se le ha muerto su madre. Por lo tanto, Voy a ir a Cantora, independientemente de si mi abuela ya está incinerada o no. Y allí voy a estar. Si me dejan pasar, le daré un abrazo a mi madre y me iré. Creo que es el momento de apartar ciertas cosas y tirar para adelante», confesé a Kiko Hernández (45) a través de un emotivo mensaje de voz en el que dejaba claro que iba en son de paz. Una noticia que llego a oídos de Agustín Pantoja en directo y, según algunas informaciones, se negó en rotundo a que su sobrino pusiera un pie en la finca. «Él está fuera de sí y parece ser que le ha dicho a su hermana que si Kiko Rivera entra él se va. Parece que le ha dicho a Isabel: ‘Ha muerto mi madre, no la de él. Por lo tanto, tengo derecho a decir quién viene y quién no’», adelantó Chelo García-Cortés (69). Pero la oposición de su tío no hizo que Kiko cambiara de planes y continué con un viaje que, a juzgar por lo que ocurrió, va a suponer un antes y un después en la relación entre madre e hijo. En este triste «regreso al hogar», no fue solo. Anabel, Isa y Raquel Bollo (45) se unieron y decidieron ir a Cantora para consolar a Isabel después de perder a una de las personas más importantes de su vida. Un ferry, dos aviones y casi 150 kilómetros por carretera después llegaron a la finca. Lo hicieron sobre la una y media de la madrugada y doña Ana ya había sido incinerada en el tanatorio de Jerez de la Frontera. Un lugar que Isabel ni siquiera pisó, ya que prefirió quedarse en la finca en compañía de su hermano Juan. Los que sí se desplazaron al tanatorio, por separado y sin cruzarse, fueron Agustín y Bernardo Pantoja (68), al que, al parecer, tampoco dejaron entrar en la finca para despedirse de su madre, evidenciando que las rencillas dentro del clan no parecen tener fin. Tras recoger las cenizas de doña Ana, el cantante puso rumbo a la casa de Medina Sidonia, donde se encerró en una habitación con su hermano Juan para no coincidir con Kiko Rivera, según han desvelado algunos medios.

QUEDARON EN VERSE

Con este panorama, ni siquiera Kiko las tenía todas consigo de que pudiera cruzar la verja de la que sigue siendo su casa, pero el dolor de la pérdida fue mayor que el rencor y, después de un año y dos meses sin hablarse, el DJ por fin se reencontró con su madre en la casa que les dejé Paquirri tras su muerte. En ese momento, la cantante se puso del lado de su hijo y ambos dejaron atrás sus conflictos y se fundieron en un cariñoso abrazo, unidos por el desgarro de la pérdida de la matriarca de la familia. «Se abrazaron y tuvieron una conversación a solas. No se habló de herencias ni de nada de eso, tan solo recordaron a doña Ana», apuntó una reportera de El programa de Ana Rosa. La emotividad de ese momento hizo que ambos dejaran todo atrás y quedaron en volver a verse para arreglar los asuntos pendientes, según han comentado varios periodistas. Además, la tonadillera aprovechó para hacerle una petición a su hijo antes de reunirse con el resto de la familia. «Isabel le dijo que llevara a sus hijos para poder verlos», aseguró. Tras casi tres horas dentro de Cantora, el DJ abandonó la finca con el rostro muy triste, pero hizo un gesto con el pulgar hacia arriba, en señal de que aquel encuentro tan esperado había ido bien. Anabel, Isa y Raquel Bollo, por su parte, se quedaron a dormir en la casa de la artista para acompañarla en estos momentos de dolor.

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UNA VIDA ENTREGADA

En una vida marcada por los sinsabores, ahora Isabel tiene que volver a empezar su nueva vida sin su madre, que ha sido la persona que siempre ha estado a su lado, Antes de que esto sucediera, muchos apuntaban a que, cuando doña Ana ya no estuviera, la cantante vendería sus propiedades y pondría rumbo a Latinoamérica para hacer allí una gira y comenzar de cero junto con Agustín. Algo que también dejó caer Cristina Tárrega (54) horas después de que doña Ana falleciera: «Va a iniciar unos nuevos caminos que se habían quedado anclados por la situación familiar». Una información que corroboró Maria Patiño: «Han contratado a tres personas para irse a México. Allí ya tienen una casa y se van por tiempo indefinido». Un proyecto que no ha querido iniciar hasta ahora, ya que Isabel siempre ha querido estar cerca de su madre. Ella misma lo explicó así cuando aún no se había casado con Paquirri: «La voy a cuidar siempre, hasta el fin, y aun así no podré pagarle lo que ha hecho por mí». Y no lo decía por decir. Dona Ana sacrificó toda su vida por la carrera de su hija. La matriarca se quedó viuda muy joven, siendo sus cuatro hijos muy pequeños. Tuvo que trabajar duro para salir adelante, pese a que su sueño era ser bailaora. La familia pasó algunas penurias hasta que Isabel comenzó a destacar como cantante. Su madre siempre estuvo a su lado y jamás le soltó la mano cuando la artista perdió a Paquirri, el amor de su vida. Curiosamente, doña Ana Martín ha muerto solo dos días después de que se celebrase el 37° aniversario del fallecimiento del torero.


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