Iker Casillas (40) ha vivido con gran preocupación el incendio que se desató en su pueblo, Navalacruz (Ávila).
Unas horas después de que comenzaran las llamas mostraba su desolación en su perfil de Instagram y cuatro días después llegaba a la localidad para unirse a las labores de extinción de la zona y a la realización de cortafuegos.
Junto a una foto de las motosierras utilizadas por los vecinos, el guardameta ha asegurado sentirse «sin ningún miedo de ayudar» y ha mostrado su dureza y determinación frente al fuego.
También ha querido dar las gracias a los más experimentados, quienes han supervisado a aquellos que, como él, no tenían «ni idea de coger un azadón».
En su estancia en el pueblo, el madrileño, que pasa su primer verano separado, se ha dejado ver jugando al pádel, otra de sus aficiones favoritas, y charlando con vecinos y familiares.
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