Gran preocupación por Ana Obregón

En sus palabras de despedida a Antonio, la actriz afirma que no sabe como lo va «a hacer» para seguir adelante sin «las tres personas más importantes» de su vida. «Tememos como puede responder a este nuevo palo», aseguran sus amigos.

A veces la vida parece cebarse con algunas personas, a las que golpea sin piedad donde más les duele. Algo que, por desgracia, sabe muy bien Ana Obregón (67), que, sin haber superado aún la muerte de su hijo y de su madre, ha tenido que decir adiós también a su padre. Antonio García falleció el 16 de septiembre a los 96 años y fue la propia actriz la encargada de dar la triste noticia:

«Amado papa, anoche nos dejaste. Fue como un rugido que surco el cielo para reencontrarte con mama, el amor de tu vida, y con mi hijo, tu nieto preferido».

Así comenzaba el desgarrador mensaje que publico en sus redes sociales y en el que ella misma reconocía que este nuevo golpe ha roto por completo su ya destrozado corazón «He coleccionado millones de momentos únicos contigo, que guardo tatuados en mi corazón y que ahora utilizaré para poder seguir respirando, porque en dos años me habéis dejado huérfana de padres y de hijo. Las tres personas que más quiero en mi vida no estáis aquí conmigo, y te juro, papa, que no sé como lo voy a hacer. Cuida de mi hijo hasta que yo llegue».

SU RAZÓN DE VIVIR

A Estas palabras han alarmado a su entorno, y sus íntimos reconocen estar «preocupados», porque, aunque insisten en que Ana «es fuerte», también admiten que son “muchas muertes en poco tiempo y de las personas más queridas que puedes tener». Así lo confesaba un amigo muy cercano a la actriz a ‘Semana’, que insistía en que Obregón «lleva poco más de dos años sufriendo golpe tras golpe» y que no saben «como le va a afectar la muerte de su padre»:

«Tememos como puede responder a este nuevo palo». Antonio y Ana siempre habían tenido una relación muy estrecha y especial, pero los fallecimientos de Alex Lequio en 2020 y de Ana Maria Obregón en 2021 hicieron que la presentadora se volcase aún más en su padre. De hecho, ha pasado todo el verano con él, cuidándole, mimándole y, como ella misma decía, aprovechándose de él para «besarle y achucharle».

Momentos únicos y que le daban algo de paz en su duelo. «Su padre la tenía ocupada, era su único incentivo para el día a día. Va a notar mucho su ausencia y le va a ahondar ese vacío que tiene desde lo de su hijo…», dicen sus íntimos. Afortunadamente, todavía cuenta con mucha gente que la quiere: «No vamos a dejarla sola. Vamos a estar muy encima de ella para animarla y proponerle planes».

De hecho, así se pudo ver en el entierro de Antonio, en el que Ana de luto riguroso contó con el apoyo y el cariño de sus familiares y amigos. Sus cuatro hermanos estuvieron muy pendientes de ella en todo momento y fueron su sostén cuando la presentadora no pudo evitar derrumbarse. “Está regular porque se le acumula todo», reconoció cabizbajo Javier García Obregón, que abrazó a su hermana mientras ambos caminaban rotos de dolor detrás del coche fúnebre.

Quienes también quisieron acompañar a Ana en el último adiós a su padre fueron sus íntimos amigos Susana Uribarri (57) y Raúl Castillo, dos de los grandes pilares de su vida y más en estos dos últimos años. «La muerte de su padre la ha destrozado. Nunca he soltado a Ana y nunca la soltaré, estoy a su lado incondicionalmente y más ahora. Tengo el corazón en un puño, pero tengo que estar a su lado y abrazar su corazón con el mío», ha asegurado Ra como ella le llama cariñosamente el periódico ‘La Razón‘.

OLEADA DE APOYO

En estos difíciles momentos, Ana Obregón ha recibido también el cariño de muchos de sus compañeros de profesión, que, conmovidos ante este nuevo varapalo que le ha dado la vida, le han mandado una oleada de apoyo a través de las redes. «A lo mejor estás harta de tantos golpes, pero recuerda que tú sabes sacar fuerza donde otros solo encuentran desesperación», le escribió Boris [Izaguirre (56), mientras que Luis Rollán (46) le recordó algo que seguro le servirá a la actriz para seguir adelante:

«No estás sola».