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El peligroso juego de Jose Ortega Cano y Ana María Aldón

La diseñadora y el diestro llevan meses arrastrando una difícil crisis de pareja televisada, pero ninguno ha sido claro ni ha dado pasos para romper definitivamente su matrimonio, lo que está agravando y tensando aún más la situación.

Reproches, mensajes televisados y mucha distancia entre ellos. Esta es la situación que José Ortega Cano (68) y Ana Maria Aldon (44) han mostrado en público en los últimos meses. El matrimonio, que lleva tiempo en el punto de mira, pende de un hilo, pero ninguno de los dos parece ser capaz de afrontar la situación real que arrastran por el bien de ambos, del hijo que tienen en común y por encontrar de nuevo la felicidad que parecen haber perdido.

En su lugar, se han empeñado en alargar algo que tiene los días contados. Ambos están evitando ser claros públicamente y, lejos de hablar las cosas cara a cara, tal y como ellos han confesado, solo se mandan mensajes, a veces incluso contradictorios, a través de Televisión. Un juego muy peligroso que podría traerles graves consecuencias a la larga y que tan solo los estaría perjudicando.

CAMBIO DE VERSlÓN

Todo comenzó el pasado mes de marzo, cuando la diseñadora reprocho a su marido que hubiera afirmado que Rocío Jurado había sido la mujer de su vida. «Yo no soy ella, pero también quiero escuchar que le hago feliz», aseguró entonces. Aquellas palabras hicieron saltar las alarmas de una posible crisis, algo que ella misma negó varias veces: «En,mis planes no está ni separarme ni darnos un tiempo».

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La situación se agravó en verano, en el que las actitudes de ambos parecían no dejar lugar a dudas; evitaron coincidir en la casa de Costa Ballena (Cádiz) y no se dejaron ver juntos. Tal y como confirmó la propia Aldón, ese distanciamiento fue producto de una fuerte discusión con el torero y con su hija, Gloria Camila (26), en Madrid.

El entorno de la pareja aseguró entonces que el matrimonio estaba roto», pero ellos siguieron negándolo. «Todavía estoy con mi marido», insistió la gaditana en un plató. Sin embargo, unas semanas después cambió completamente su versión y revelo por fin la Verdad. «El declive lleva mucho tiempo. Falta amor y no tenemos una relación de pareja; cada uno hace su vida», confesó en el programa de Telecinco ‘Fiesta’, al mismo tiempo que confirmaba que tanto ella como el torero han visitado ya a abogados para asesorarse sobre un posible divorcio. Algo que Ortega Cano ha desmentido ahora de una manera rotunda: «No, no es cierto que haya contratado a nadie para el divorcio».

«Sentí Vergüenza»

Y es que parece que la realidad que vive el maestro es muy diferente a la de su esposa y no cree que su relación haya terminado: «No he pensado en la separación. Me gustaría que siguiéramos juntos. Daría lo que fuera para que continuáramos como pareja y tener una vida normal… Creo que ella ya no me quiere, pero yo sigo enamorado», sentenció el diestro en la entrevista que concedió a Ana Rosa Quintana (66) en su regreso a Televisión, en la que, además, realizó una surrealista petición a su mujer para demostrarle su amor: «todavía mi semen es de fuerza. ¡Vamos a por la niña! Te amo».

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La gaditana vio estas declaraciones en directo y no pudo más que sentirse ofendida por algunas de las cosas que escuchó «Sentí vergüenza y bochorno. Yo no entiendo eso como cariño, es como un chiste malo. No compartimos las mismas intenciones». Además, también aseveró que las palabras de su marido no se corresponden con la realidad: «No me pareció justo nada de lo que dijo. Es mentira que esté enamorado. Si lo estuviera, lo habría demostrado. Solo vi falta de coherencia»

Solo vi falta de coherencia. Sin embargo, al día siguiente, los dos salieron juntos de casa, como si nada hubiera pasado. Aseguran que ella quiere romper su matrimonio, pero no es capaz de dar el paso por su hijo: «Lo mejor que nos podría pasar es que cada uno siguiese su camino. Si estuviera sola me iría, pero el niño está en el colegio y mi casa está a 700 kilómetros». Algo que, seguro le estará afectando mucho emocionalmente. El torero, por su parte, se niega a pasar una de las últimas paginas de su historia, incapaz de ver que su relación está totalmente rota.

Sin duda, una complicada combinación.


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