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El ocaso del príncipe Andrés de Inglaterra

El que fuera el ‘ojito derecho’ de Isabel ll se enfrenta a su peor momento sin el apoyo de su madre ni de los Windsor, antes de saber si tendrá que ir a juicio por violación de una menor o si el proceso se resolverá con un acuerdo privado.

El príncipe Andrés vive sus horas más bajas por el caso Epstein

Los últimos años han sido harto complicados para Andrés de Inglaterra (61) desde que su nombre se viera implicado en el escándalo Epstein, este que acaba de comenzar promete ser incluso peor. Y es que el duque de York se enfrenta a ser procesado en un juicio por la violación de Virginia Giuffre (38) cuando esta era menor de edad o a resolver el caso a puerta cerrada mediante un acuerdo privado.

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La primera opción es, sin duda, la más complicada para el príncipe porque podría suponer penas de prisión para él si finalmente es declarado culpable. Y la segunda, aunque más discreta, implicaría reconocer el delito. Por lo tanto, ambas provocarían que su reputación caiga en un pozo aún más oscuro si cabe y empañarían, una vez más, la imagen de la monarquía británica en un año tan importante para la misma como es el jubileo de la reina, que cumple 70 años en el trono.

Esta es una de las principales razones por las que la monarca no solo ha retirado su apoyo económico al que hasta ahora era su hijo favorito, sino que también le ha quitado su condición de alteza real, todos sus títulos militares y los patrocinios reales. Así lo asegura un comunicado oficial de Buckingham, emitido pocas horas después de que se conociera la noticia de que el juez ha rechazado archivar la denuncia contra él, en el que también se deja muy clara la postura de la Casa Real: «El Duque de York seguirá sin desempeñar ninguna función pública y defiende este caso como ciudadano privado».

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EL PRÍNCIPE ANDRÉS DE INGLATERRA VENDE SU MANSIÓN SUIZA

Sin duda, un gran varapalo para Andrés, quien, para hacer frente a los gastos de su defensa, se ha visto obligado a poner en venta el exclusivo chalé que tiene con su exmujer, Sarah Ferguson (62), en los Alpes suizos. Una mansión situada en el ‘resort’ de lujo de Verbier por la que pagaron en su momento 19,8 millones de euros y que ahora podría proporcionarle la liquidez que necesita para pagar a sus abogados y, además, sufragar posibles indemnizaciones a su demandante, dependiendo de como se desarrolle el proceso judicial.

Por el momento, su defensa trabaja de manera incansable para lograr que el tercer hijo de Isabel II (95) salga lo mejor parado posible, pero su destino se complica cada día más. En primer lugar, porque el letrado que representa a Virginia Giuifre es un peso pesado en la Justicia estadounidense, donde ha llegado a enfrentarse con éxito a millonarios como Bill Gates (66).

Segundo, y más importante, porque las pruebas presentadas del supuesto delito de abuso sexual y violación en tres ocasiones están acorralando cada vez más al duque. Y, a pesar de que su equipo de abogados incluso ha llegado a alegar que este es incapaz de sudar por un problema sufrido durante la guerra de las Malvinas para contradecir las declaraciones de Giuffre, que aseguró que Andrés se acercaba a ella «sudoroso», no hay duda de que el futuro del hermano del príncipe de Gales (72) pinta muy negro.

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OSTRACISMO FAMILIAR

Si la situación legal y económica en la que se encuentra es muy poco halagüeña, la personal tampoco es mucho mejor. Y es que el duque de York se está enfrentando al su peor momento prácticamente en soledad y sin el apoyo de los Windsor.

Hay que recordar que fue apartado de la agenda oficial de la Casa Real en noviembre de 2019 y que desde entonces continua en el más absoluto de los ostracismos y así va a seguir, visto el último comunicado de Buckingham.

Tanto Carlos como su hijo Guillermo (39) se han mostrado muy firmes al respecto por el bienestar de la imagen de la Corona. Y ni siquiera la reina ha podido sacar la cara por él, al menos de manera pública. Únicamente Sarah y sus hijas, Beatriz (33) y Eugenia (31), permanecen a su lado en estos días tan amargos en los que todo se vuelve en su contra.

Como era de esperar, su reputación en Reino Unido ha caído hasta límites imaginables, su compleja situación legal ocupa titulares en todos los medios del país y las criticas hacia su figura no dejan de crecer.

Lejos queda la alegre imagen de aquel príncipe que conquistaba con su personalidad de ‘bon vivant’ y que ahora vive sus horas más oscuras.

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