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El gran secreto de Rocío Flores (parte 2)

El gran secreto de Rocío Flores (parte 2)

¿Qué sucede cuando una niña adolescente, recién cumplidos los quince, acude a su madre a decirle que ve algunos comportamientos en la pareja de su madre que no le parecen apropiados?

¿Qué sucede cuando la madre le dice que eso son imaginaciones suyas, que eso no es verdad, que todo es porque su padre (del que hace años se separó) le mete esas cosas en la cabeza.

Puede suceder que esa niña no sabe a quién acudir. Que se lo cuenta a su mejor amiga. (bueno, solo una parte, no todo porque ella no entiende ciertos comportamientos)

«Ya imaginas. Yo no voy a decirlo. Le prometí que jamás se lo diría a nadie. Yo cumplo mi promesa. Es ella la que debe de salir y decir la verdad, y desmontar todo este circo.»

¿Qué ocurre cuando una niña no encuentra la ayuda de su madre porque esta vive en un mundo imaginario tan lleno de rencor que no le deja ver lo evidente?

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¿Qué ocurre cuando todo el mundo cree que la nueva pareja de su madre es una persona excepcional, un hombre estupendo, un encanto de persona, y ella es la única que sabe que eso no es así?

¿Revelarse?

Es raro sentirse así. Sola. Absolutamente sola.
¿Contarle todo a papá?
No. Eso sería fatal.

«Papa va y lo mata»

Tiene miedo. Mucho miedo. Miedo cuando regresa cada quince días a casa de su madre. No consigue concentrarse en nada. Ella sabe que es fuerte. Pero sigue teniendo miedo. Un miedo que se le escapa de vez en cuando. Parece odio. Parece el mismo odio que tiene su madre por su padre. Pero no. No es odio. Es miedo.

La imagen de mamá se desmorona. Ella es complice. Culpable de no querer ver. Culpable de mirar hacia otro lado.

El miedo tiene nombre.
El nombre de la pareja de su madre.

Huir. Escapar. Ha de ir con papa. Ha de salir del infierno. No quiere sentirse así.

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¿Pero cómo? ¿Qué puede hacer una para que la alejen de esa casa?


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