La mujer de Alberto de Mónaco posa con su marido y los mellizos Jacques y Gabriella para felicitar la Pascua, pero vuelve a desaparecer poco después.
Como una estrella fugaz, así ha sido la vuelta de Charlene (44) a Mónaco con motivo de la Semana Santa, en la que ha sido su primera aparición pública desde que ingresó en un exclusivo centro suizo para recuperarse tras la enfermedad que la mantuvo diez meses en Sudáfrica.
El regreso ha sido plasmado en dos posados oficiales junto con su marido, el príncipe Alberto (64), y sus hijos, los mellizos Jacques (7) y Gabriella (7), que no han despejado ni un atisbo el misterio que envuelve a la sudafricana. Y es que se trata del único testimonio gráfico de la estancia de la nadadora en el Principado.
No en vano parece que tras la breve visita se habría marchado de nuevo al lugar en el que ahora se está recuperando física y emocionalmente de todo lo sufrido en el último año y que, según los distintos rumores, podría ser la clínica en la que se refugió a su vuelta de su país natal o la isla de Córcega.
Y, de no ser así, está claro que Charlene no va a reincorporarse próximamente a la agenda oficial de los Grimaldi. Buena prueba de ello es que Alberto acudió solo a un evento de tenis el mismo Domingo de Resurrección, mientras que los pequeños Jacques y Gabriella fueron el día anterior a un espectáculo de circo solidario con Ucrania en compañía de su tía Estefanía (57), que en los últimos meses ha ejercido de segunda madre para ellos.
«NO SE VEN SONRISAS»
Por si todo esto fuera poco, los fríos posados de los príncipes con sus hijos no han hecho más que aumentar las especulaciones sobre el estado de Charlene y de su matrimonio con Alberto. Y es que, tal y como se puede observar, no reflejan la felicidad que se esperaría en un reencuentro tan anhelado.
«No se ven sonrisas en ellos», aseguran expertos en comunicación no verbal, que también señalan que falta naturalidad y espontaneidad en las imágenes.
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