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EL DIFÍCIL FUTURO DE ANA OBREGÓN

Tras la trágica muerte de Alex, la actriz se ha refugiado en su familia para sobrellevar este trance y empezar a recomponer su día a día.

Una labor complicada en la que está recibiendo todo el apoyo de su ex, Alessandro Lequio.

 

Desolada y sin consuelo. Así se encuentra Ana Obregón (65) desde la muerte de su hijo, Alex Lequio, el 13 de mayo. Aunque durante los dos últimos anos la actriz ha demostrado ser una madre coraje, acompañándole a lo largo del duro proceso que han vivido desde que al joven le diagnosticaron un cáncer, haber perdido a la persona más importante de su vida con solo 27 años ha sido un golpe demasiado duro para ella.

De ahí que las típicas palabras de la presentadora hayan sido: “Se apagó mi vida”

 

 

 

 

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Se apagó mi vida.

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Una frase escrita en sus redes sociales, donde ha cambiado su perfil y ahora ya solo se define como “mama de Aless” junto a un icono de un corazón roto.

Y es que el joven no solo era su único hijo, sino también su amigo, su confidente, su ‘ojito derecho’ y el motor que la animaba a seguir adelante.

Ahora, la actriz se enfrenta a la ardua tarea de aprender a vivir sin él y no le va a resultar nada fácil.

Afortunadamente, Ana cuenta con el apoyo de su familia, que ahora más que nunca está demostrando ser una piña.

 



 

De hecho, el mayor de los hermanos, Juan Antonio, expresaba así el sentir de todos: “Estamos totalmente desolados y tristes. Es una pérdida irreparable. Pero si el cariño de todos los Garcia Obregón está sirviendo de bálsamo para la presentadora, el apoyo constante de Amalia y Celia (63) está siendo vital.

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Y es que la propia Ana siempre ha dicho: “No solo son mis hermanas, son mis mejores amigas y mi mayor apoyo siempre”. Así ha quedado patente en estos durísimos momentos, en los que no se han separado de su lado.

Además de acompañarla en el último adiós a Alex en el madrileño tanatorio de La Paz -al que también acudieron Celia Vega-Penichet (26) y Carolina Monje (26), prima y novia del joven-, están haciendo todo lo posible por atenuar la soledad de su hermana. Tanto es así que hasta que Ana se vea con fuerzas para regresar al hogar que compartía con su hijo y en el que la esperan tantos recuerdos, se ha mudado provisional- mente a casa de Amalia.

“Ahora lo importante es estar todos muy cerca de ella para que no se vea sola”, confirmaba ella misma. Con estas palabras, la empresaria hacia referencia también a Alessandro Lequio (59), que no se ha separado del lado de Ana, y añadía:

“Están juntos pasando todo este horror”. Y lo cierto es que así los hemos visto, caminando juntos, abrazados, apoyándose el uno en el otro para soportar la tristeza y mostrandose como dos padres que, a pesar de llevar muchos años separados, nunca han dejado de estar unidos.

 

De hecho, el propio Alex definía así el vínculo que tenían:

“La cercanía que tenemos los tres es tan fuerte que somos los mejores amigos”.

Y, aunque él ya no esté, parece que eso no va a cambiar entre Obregón y Lequio, que durante décadas han sido un ejemplo de cordialidad.

SIN FUERZAS PARA NADA

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Es más, el italiano siempre ha ensalzado la labor de Ana como madre y, aunque su rostro evidencia su profunda tristeza y tiene a su hijo muy presente -incluso luciendo alguna de sus camisetas-, parece que ha dejado de lado su propio dolor para apoyar a la actriz. Así lo han asegurado fuentes cercanas al italiano

“Él entiende que ahora debe mostrarse mas entero de cara a Ana. Es el pilar en el que se apoya y una figura importantísima para ella”.

Él, mejor que nadie sabe lo que Alex significaba para ella y es consciente de que su muerte ha acabado de un plumazo con sus sueños, sus ilusiones y sus ganas de vivir. Aunque él como padre también se sienta así, la diferencia entre ambos es que el conde tiene dos hijos más -Ginevra (2) y Clemente (32)- y una mujer, Maria Palacios (42), por los que seguir luchando.

Pero Ana está sola. Sin pareja, sin más descendientes y sin trabajo, a la artista le queda un difícil futuro por delante. Aunque es una apasionada de su profesión y tenía previsto estrenar una obra de teatro, se hace difícil pensar que volvamos a verla derrochando su habitual energía sobre los escenarios. Y es que, aunque la máxima de los artistas es que “el espectáculo siempre debe continuar”, ponerse delante del público nuevamente le parece algo impensable.

“No quiere saber nada de ese tema. Pasará bastante tiempo antes de que retome su actividad profesional”, asegura una fuente cercana a la familia, que añade que ahora la presentadora solo tiene en mente una Cosa: Ver a sus padres, Antonio (94) y Ana Maria (87), que parecen ser los únicos capaces de devolverle las fuerzas para seguir adelante.

 


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