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Doña Sofía consigue reunir a la familia

La emérita, que ha sufrido mucho con el distanciamiento entre el rey y las infantas, ha cumplido su deseo de verlos juntos otra vez. Y ha sido en Mallorca, el lugar donde también ha mostrado gran complicidad con Letizia.

El de los deseos cumplidos. Con estas palabras tan esperanzadoras se podría describir el verano que ha pasado la reina Sofía (83) en Palma de Mallorca. Hacía tiempo que la emérita no se mostraba tan feliz y tan relajada por la isla como lo ha hecho este año. Como siempre, ha pasado sus vacaciones estivales en el palacio de Marivent con su inseparable hermana Irene (80). Pero también ha disfrutado de la compañia de sus tres hijos, de gran parte de sus nietos y de doña Letiza (49), con la que se ha mostrado muy cercana y cómplice por las calles de Mallorca y en los actos institucionales.

Estos son motivos más que suficientes para que doña Sofía haya vuelto a sonreír como lo hacía antes. Sin embargo, la verdadera razón por la que la esposa de don Juan Carlos (84) ha recuperado la ilusión es el encuentro que el rey Felipe (54) y sus hermanas, las infantas Elena (58) y Cristina (57), han protagonizado en Marivent, lejos del foco público y de las cámaras. La reina ha logrado volver a unir a su familia y parece que la paz entre todos los miembros está mucho más cerca de firmarse.

UN PASO IMPORTANTE

Y es que hacía nueve años que Cristina no visitaba la isla, pero este verano volvió a Mallorca con dos de sus hijos, Pablo (21) y Miguel (20), ‘después de los duros meses que ha vivido tras anunciar su separación de Iñaki Urdangarin (54) cuando se hizo pública su relación extramarital con Ainhoa Armentía (43). Un paso necesario, el de distanciarse del padre de sus hijos, para poder acercar posturas de nuevo con el rey y ser ‘aceptada’ en el refugio estival de los Borbón.

La infanta aterrizó en la isla junto a su hermana Elena, con la que compartió su estancia. Sin duda, fue una buena oportunidad para retomar viejas costumbres y compartir tiempo con su madre y sus sobrinos, recordando los buenos tiempos en los que la isla era el paraíso particular de toda la familia. Solo fueron unos días, pero suficientes para que la emérita sintiera que sus hijos podían volver a acercarse como antaño.

Lo cierto es que estaba previsto que la ex de Urdangarin abandonara Marivent antes de la llegada de Felipe VI, pero algo ocurrió y finalmente los hermanos coincidieron en el palacio el 28 de julio. Poco se sabe de ese esperado encuentro que ha tardado años en producirse, y lo único que ha trascendido es que los tres hijos de los reyes eméritos disfrutaron de un tranquilo almuerzo en el que comenzaron a acortarse las grandes distancias que había entre todos ellos.

Así, Sofía vio por fin cumplido uno de sus grandes sueños: que el monarca vuelva a aceptar a Cristina dentro de su núcleo más cercano tras el duro golpe que supuso para la Corona la implicación de Iñaki en el caso Noos y el total apoyo que la infanta mostré a su marido. Por eso, es de imaginar que este acercamiento lleva la firma de una madre que lleva años deseando volver a ver a sus hijos juntos y que no se ha rendido por mucho que las circunstancias no fueran favorables.

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MUCHA CONEXIÓN

Sin embargo, la paz total de la familia pasa también porque Letizia vuelva a recuperar la relación con sus cuñadas, que hace aguas desde hace años. Se han visto obligadas a coincidir en algunas citas, pero jamás ha habido un gesto de complicidad entre ellas. Tampoco con su suegra las cosas habían ido mejor últimamente y de sobra son conocidos los reproches de la emérita a sus cercanos porque apenas ve a sus nietas Leonor (16) y Sofía (15).

Pero parece que este año también se ha empezado a romper esa distancia. Aunque la reina no ha coincidido con las infantas en Marivent, sí que ha mostrado en público una importante conexión con su suegra, dejando imágenes que hacía muchos años que no se daban. En una de sus apariciones en común, doña Sofía no dudo incluso en agarrarse del brazo de su nuera, además de mantener animadas conversaciones con ella y compartir confidencias durante las citas institucionales que han tenido lugar en la isla.

Por si esto fuera poco, los reyes y sus hijas incluso compartieron una cena informal con Sofía y su hermana Irene, una situación que nunca se había dado hasta ahora. Por eso, para muchos, todos estos detalles podrían augurar el inicio de una nueva era en la familia real. Mucho más teniendo en cuenta que se han producido en Mallorca, un lugar que nunca ha sido del agrado de Letizia, tal y como han desvelado varias personas de su entorno.

Quien sabe si este nuevo rumbo podría desembocar también en un acercamiento de la reina con sus cuñadas, aunque ese es un camino que deben recorrer ambas partes, demostrando que son capaces de reconocer los errores, rectificar y acercar posturas. Algo que sería un ejemplo, sin duda, de que los miembros de la monarquía son capaces de reconducir sus tensiones, por muy grandes que estas sean.

Y es que este acto de reconciliación repararía la imagen de la Corona, tan dañada en los últimos tiempos por los escándalos que han protagonizado algunos de sus miembros más representativos. Ahora, parece que ha llegado el momento perfecto para normalizar las relaciones en Zarzuela y ya se han dado los primeros pasos para conseguirlo con ese primer almuerzo en común de los tres hermanos que tan buen sabor de boca dejó a todos, a la vista de las’ apariciones posteriores de la familia en la isla.

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EL INICIO DEL CONFLICTO

La ruptura de los Borbón supuso un antes y un después en la monarquía, pero también provocó años de sufrimiento a la emérita. El distanciamiento físico y emocional entre sus hijos ha sido una de las grandes cargas con las que ha tenido que lidiar desde hace mucho tiempo. Pese a que es una persona que sabe guardar la compostura siempre, con este tema no fue capaz de disimular con su entorno cercano «la gran tristeza» que sentía al asistir atónita a «la total desintegración de toda su familia».

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Por eso, no ha cesado de luchar para revertir la situación. La pesadilla de doña Sofía comenzó en 2011, tras estallar el caso Noos, con la imputación de Iñaki Urdangarin (54) y Cristina en el escándalo. Aquello supuso un punto de inflexión entre el rey y su hermana que culminó con la abdicación de Juan Carlos, en su hijo, en 2014.

El nuevo monarca retiró entonces el título de duquesa de Palma a la infanta y redujo la casa real a él, su esposa, sus hijas y sus padres, dejando al resto de miembros de la familia fuera de la agenda y de los actos institucionales de la Corona. Una decisión que repercutió económicamente en sus hermanas y supuso el final de su relación. Los hermanos no se llevan.

Elena se vence del lado de Cristina, más aún después de que ella fuera apartada de la familia real, que su hermano redujo nada más ser proclamado rey. La consorte doña Letizia, además, rechaza cualquier avenencia con sus cuñadas, a las que atribuye no pocos de los problemas que aquejan a la familia», recoge el libro de José Antonio Zarzalejos, ‘Felipe VI. Un rey en la adversidad’.

Desde ese momento, las ocasiones en las que Felipe VI y las infantas se han dejado ver juntos en público han sido contadas y siempre cuando la cita ha requerido la presencia de los tres, como el 80 cumpleaños de la reina Sofía, en 2018, donde fueron fotografiados en las escaleras del palacio de la Zarzuela tras un almuerzo en familia.

Si han podido, se han evitado constantemente, y en Mallorca no iba a ser distinto. Mientras que antaño se mostraban como un núcleo unido e indestructible, tras la ruptura fraternal se tuvo que establecer un milimétrico encaje de fechas para evitar encuentros incómodos en Marivent, el lugar donde antes se solían fotografiar todos juntos como pistoletazo de salida a su descanso estival.

UN GRAN DESEO

Esas imágenes están muy lejos de Volverse a producir, pero lo que si es muy probable es que la reina Sofía pueda disfrutar de nuevo de los veranos junto con sus hijos y todos sus nietos. Ese, precisamente, es su gran deseo, y parece que ha puesto todo de su parte para conseguirlo. Su sonrisa y su felicidad delatan el optimismo con el que la esposa de don Juan Carlos afronta esta nueva etapa, en la que seguramente tiene la intención de seguir recomponiendo su familia y uniendo a sus miembros, o al menos a los que pueda, porque, por el momento, el rey emérito Sigue recluido en Abu Dabi.


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